La creencia de que los chinos no ponen reparos a la hora de servir carne de perro está muy extendida en Occidente, pero los activistas contra el maltrato animal del país aseguran que no es cierta. De hecho, está prohibido comerciar con la carne de estos animales.
Dicen que solo una minoría la aprecia gastronómicamente, pero una minoría de la población de China es una gran cantidad de personas, tantas que las estimaciones indican que unos diez millones de perros son sacrificados por su carne en el gigante asiático anualmente. Los gatos que llegan al plato son menos de la mitad, pero no son pocos: se calcula que los chinos se comen alrededor de cuatro millones al año.
Redacción QUO