Los miembros de GREIM, los grupos de rescate en la montaña de la Guardia Civil, nunca suspenden el dispositivo de búsqueda de un cadáver hasta que no ha aparecido.
Si un montañero desaparece en un alud, los equipos tratan de localizarle con el ARVA, una especie de GPS cuyo uso se recomienda a todos los alpinistas. En caso de que no lo lleve, rastrean la zona dividiéndola en áreas de 25 cm, que criban con sondas manuales que hunden en la nieve. Si el cuerpo sigue sin aparecer, puede detenerse la búsqueda hasta que la primavera derrita el manto blanco.
Redacción QUO