Por primera vez un estudio psicológico demuestra que insultar cuando sentimos dolor tiene una importante función: aliviar el dolor. En el marco de una investigación, publicada en la revista Neuroreport, se solicitó a 67 estudiantes que mantuvieran las manos sumergidas en agua con hielo. Los jóvenes podían emitir una obscenidad de su elección cuantas veces quisieran o emitir palabras menos hirientes a oídos sensibles.
Los jovénes que elegían las “malas palabras”, soportaban 40 segundos más la prueba que aquellos más mojigatos y aseguraban haber sentido menos dolor que sus compañeros de prueba.
Por ahora, qué es exactamente lo que hace el insultar o el por qué de sus efectos no está claro. Pero los expertos coinciden en que la respuesta podría encontrarse en la relación entre nuestro cerebro y el circuito de las emociones.
Estudios anteriores han demostrado que mientras nuestro vocabulario habitual reside en una zona casi superficial del hemisferio izquierdo, los insultos y otras descargas verbales, se localizan en estructuras muy antiguas, evolutivamente, del hemisferio derecho. Una de estas estructuras es la amigdala: un grupo de neuronas que dispara la respuesta de pelea o huida, cuando nuestro corazón bombea sangre más rápido y nuestro cuerpo se hace menos sensible al dolor. De hecho, mientras recordaban a sus antepasados, el corazón de los estudiantes se disparó, lo que sugiere que la amigdala estaba en activo.
Pero cuidado con las falsedades y los excesos. Los expertos aseguran que si juramos demasiado, las palabras nos salen con menos emoción y los centros que producen el alivio del dolor no funcionan tan bien. Así que, insultar sí, pero lo justo.
Redacción QUO
Consumir cannabis puede provocar cambios en el epigenoma del cuerpo humano, según sugiere un estudio…
Las pruebas sugieren que los grandes felinos extintos con dientes de sable conservaban a sus…
La falta de datos de la industria química en la UE impide a menudo evaluar…
El cambio climático podría convertirse en el principal causante del declive de la biodiversidad a…
La vitamina D altera las bacterias intestinales de los ratones y como resultado mejora su…
Los científicos confirman la composición del núcleo interno de la luna, que consiste en una…