Pero en el presente son vestigios de nuestros tiempos pretéritos. Algunos son inocuos y otros nos traen de cabeza. Los científicos se refieren a ellos como «equipaje evolutivo» una carga que debemos llevar por algún tiempo más.
Tu coxis son los restos de una cola…De hecho la has perdido hace menos de lo que piensas:entre las etapas 14 y 22 de la embriogénesis se puede observar una cola que luego se reabsorbe. Al menos en casi todos los casos, aunque hay excepciones.
Pese a que hay ejemplos de machos de la especie humana que le han dado el pecho a sus hijos (Alexander Von Humboldt refiere de varios casos en Sudamérica) la realidad es que los expertos no se ponen de acuerdo. Solo un macho es conocido por, espontáneamente, tener la capacidad de darle el pecho a sus crías. Se trata de un murciélago de la fruta, el Dyacopterus spadiceus.
Aves y reptiles tienen un tercer párpado, generalmente translúcido, que les permite lubricar y limpar el ojo sin perder la visión. En la imagen se observa el tercer párpado de un avefría militar (Vanellus miles).
Este pequeño pliegue en el ojo se cree que es un vestigio del tercer párpado. ¿Es posible? He intentado moverlo durante horas frente al espejo a ver si algo ocurría. Pero nada. Obviamente.
Reciben este nombre porque, al contrario del resto de la dentadura, estos pueden empezar a salir a partir de los 13 años…Aunque a veces lo hacen antes, otras más tarde y hay ciertas personas que nunca los llevan puestos. El nombre, en realidad debería obedecer a que salen a su propio juicio. Claro que los u´sbamos cuando nuestra dieta, en nuestros primeros pasos como homínidos, era mucho más dura y masticar era una tarea que precisaba de muchos dientes y fuertes mandíbulas, pero los cambios en la alimentación provocaron que estos dientes no fueran tan necesarios.
Los senos paranasales son, básicamente, bolsas de aire en tu cabeza. Según algunos científicos actúan como cámara de resonancia para darle a la voz un tono único o hacen más liviana la estructura ósea del cráneo. Pero estas ventajas, según otros, no compensan por los dolores que provocan y aseguran que en ciertos dinosaurios podría haber sido útil para determinar la estructura de la cabeza.
Si bien a otros primates el movimiento de las orejas les es muy útil para ubicar sonidos y posibles amenazas en el ambiente, los humanos los tenemos, pero se han atrofiado y apenas si existen algunos privilegiados que pueden mover los pabellones. Lo mismo le ocurre a los chimpancés.
En un pasado remoto, el apéndice ayudaba en la digestión de plantas ricas en celulosa. En la actualidad hay quienes señalan su importancia en nuestras defensas. Pero quienes no lo tienen jamás han mostrado menor resistencia a las enfermedades.
Es verdad que no es un órgano, pero es un comportamiento interesante. Un estudio demostró que el 37% de los niños recién nacidos a los que se les colocaba un dedo o un lapiz en la palma de la mano, la cogía con suficiente fuerza como para sostener su peso. Esta conducta, que en algunos casos se llegó a observar también en la planta de los pies, permanece hasta la 5ta semana. Su expicación estaría en la necesidad de asirse con fuerza a la espalda de la madre cuando, en otros tiempos, era trasladado de árbol en árbol.
Supuestamente nuestra primera línea de defensa contra las bacterias…pero a veces hace equipo con ellas y les abre las puertas a nuestro cuerpo.
Cuando sientes un poco de frío o una situación te da un oco de miedo, en seguida la piel se te pone de gallina. Si fueran un animal más peludo (nada personal), esto te sería muy útil: los pelos erectos atrapan más aire entre ellos y aislan mejor. Y si estuvieras atemorizado, su erección te haría parecer más garnde ante posibles depredadores. A nosotros nos gustan más los lumas para el frío y los zancos para parecer más grandes.