¿Quien no ha sentido alguna vez deseos de salir en una película? Confesémoslo. Es una idea que a todos nos ha hecho tilín. Pues bien, hay gente que ha logrado realizar este sueño.

Aquí te presentamos una galería de escritores, periodistas, famosillos de medio pelo, y hasta dictadores y príncipes que hicieron pinitos ante las cámaras. Un grupo de gente que en en circunstancias normales no habrían superado ningún casting.

Pocholo Martínez Bordiu

Antes de quedarse más colgado que yo a la espera de que cierta persona (cuyo nombre no viene al caso) me diga ven, y de perder su dichosa mochila, Pocholo quiso probar suerte en el mundo del artisteo. Y no encontró mejor vehículo que La grieta, uno de los subproductos del inefable Juan Piquer Simón, director por el que ya saben que en esta sección le tenemos un cariño directamente proporcional a su incompetencia cinematográfica. Aunque en este caso, hay que reconocer que sin ser gran cosa, La grieta es de las pelis más apañadas de Piquer. Remake inconfeso de Abyss, aliñado con unas gotas de Alien, el director nos presenta a la tripulación de un submarino nuclear atrapada en las profundidades de un océano de pesadilla poblado por horrorosas criaturas (que como en todo buen filme de Piquer, más que horrorosas resultan involuntariamente cómicas). En el heterogénero reparto, encabezado por Jack Scalia, el rey de las telenovelas yankis, y R. Lee Ermery, el sargento de La chaqueta metálica, aparece el bueno de Pocholo interpretando a un marinero de origen sueco o noruego, vayan ustedes a saber, llamado Sven. Eso sí, acaba devorado por uno de los engendros. Y algunos pensarán… que lástima que no fuera real.

Rosa María Mateo

Es indudable que el rostro de esta mujer está intimamente ligado a la historia de TVE. La hemos visto presentando el Telediario, informe Semanal y un sinfín de programas informativos. De hecho, durante muchísimos años estuvo considerada según las encuestas como la periodista con más credibilidad de España. De Rosa hay que decir también que es una cinéfila empedernida; de hecho, durante varios años condujo y comentó la gala de los premios Oscar (para la posteridad queda la ocasión en la que ella y el inefable Enrique Herreros se enconaron en una absurda y tenaz discusión en pleno directo). Pero, además, Rosa María tuvo ocaisón de debutar como actriz. Lo hizo en 1972 en una excelente película de Francisco Regueiro titulada Cartas de amor de un asesino. En ella interpreta a Charo, una bibliotecaria de una ciudad de provincias que recibe una carta de un criminal. El asesino, interpretado por un insólito Jose Luis López Vázquez, le desvela en su misiva que mató a cuatro personas en un bar. Una masacre que poco a poco se verá que tiene que ver con ella mucho más de lo que la mujer creía. La película no llegó a estrenarse nunca en cines por oscuras cuestiones legales, pero se pasó en varias ocasiones por televisión, y un servidor les garantiza que es bastante buena.

Teddy Bautista

Pues si, damas y caballeros, aquí tenemos al antiguo miembro del grupo musical Los Canarios y hasta hace muy poco flamante director de la Sociedad General de Autores (más conocida por sus siglas: SGAE), corriendo que se las pela. Y no está huyendo de un grupo de enfurecidos internautas ni de los jueces. No, señor. Se trata del poster promocional de Demasiado para Galvez (1981), que sería la primera película de su corta pero no despreciable filmografía. Basada en una novela de Jorge M. Reverte, la cinta nos presenta a Teddy en el papel de Galvez, un periodista de tres al cuarto investigando unas presuntas estafas inmobiliarias en la Costa del Sol que, como en toda buena trama de cine negro, esconde algo mucho más gordo. No faltan la femme fatale de turno, encarnada por la rotunda Isabel Mestres, la monumental paliza que le meten al héroe (no quiero ser perverso, pero estoy seguro de que más de uno sonreirá a gusto al ver al pobre Bautista recibiendo tal somanta de hostias), y un final literalmente de traca con… ¡Carrero Blanco saltando por los aires! La película está muy pero que muy bien, y tras ella Teddy repitió como actor en otros títulos Como Buscando a Perico y Café, coca y puro.

Pepe Navarro

Como ustedes recordarán, allá por los 80, Pepe Navarro era un presentador de televisión que se caía de guapo. Y dada su fama de galán el cine no podía dejar de darle su oportunidad. Pepe, protagonizó en 1986 Delirios de amor, un filme formado por tres historias. la que nos compete nos presentaba a una pareja en crisis formada por una actriz en decadencia y un director apático (Amparo Muñoz y Adolfo Marsillach), que para salvar su relación recurren a un amigo común, el simpar Pepe. Pero claro, los triángulos nunca acaban saliendo como uno quiere… Pero los pinitos de Navarro como actor no se quedaron ahí. incluso trabajó en un western, Requien por Cheyenne. Hoy, dicha peli de vaqueros es una pieza inencontrable. Así que, por favor, si alguien tiene una copia, que me la haga llegar.

Alfonso Ussía

Una película dirigida por Jimmy Giménez Arnau ya es algo que invita a salir corriendo y no parar. Pero si encima está protagonizada por Josema Yuste, el de los Martes y Trece, y encima también trabaja como actor Alfonso Ussía, la cosa ya entra directamente en la categoría de apocalipsis fílmico. Este engendro se titula Cocaína (1980) y nos cuenta la historia (es un decir) de un niño pijo llamado Mamón (en fin… para que pedir sutilidad) que durante una fiesta con sus amigotes y un montón de macizas decide tener su primera experiencia con «la dama blanca». Calificar este bodrio de película es ser demasiado generoso.

Francisco Franco y Millan Astray

Es cierto que ver a estos dos personajes juntos no es nada extraño. Ambos tenían muchas cosas en común; y a cualquier libro de Historia de España me remito. Lo que no es tan habitual es verlos en una película. «Pues con esos dos será de miedo», seguro que se dirán muchos. Pues no, y además no pienso hacer valoración alguna sobre dos personajes tan controvertidos y que despiertan suspicacias a uno y otro lado del espectro ideológico. Me limitaré a decir que ambos aparecieron como actores en La mal casada (1926), una de las películas más extrañas de la historia del cine español. Dirigida por el escritor Gómez Hidalgo, era una comedia que trababa sobre una anécdota real, la boda del torero mexicano Rodolfo Gaona con la actriz española de gran belleza Carmen Ruiz Moragas, y su separación, que originó gran escándalo y que llenó durante semanas muchas columnas de la prensa. Hoy daría para al menos una doce de Sálvames. Pero, al grano… Para la película, Gómez Hidalgo contó con un reparto heterogéneo en el que aparecían en pequeños papeles algunos de los personajes más conocidos del momento. Franco y Millan Astray entre ellos. Pero también el mismísimo Lerroux, Valle Inclan, Wenceslao Fernández Flórez, Pedro Muñoz Seca… Lo dicho, una rareza viejuna y vetusta de tomo y lomo.

Nati Abascal

Pues aquí la tienen. La ex del Duque de Feria trabajando en 1971 nada menos que en una película de Woody Allen, Bananas. En aquellos años, Nati triunfaba como modelo y eso debió de ser lo que llamó al atención del cineasta. En el filme, la Abascal interpreta a una fogosa guerrillera centroamericana con la Woody se pega un buen revolcón en una playa. Eso sí, Nati no pronuncia ni una sola palabra en toda la secuencia. Eso que salimos ganando.

Alberto de Mónaco

Bueno hay que reconocer que a este lo de la pasión por el cine le venía en la sangre, ya que su madre era nada menos que Grace Kelly, una de las musas de Alfred Hitchcock. Albertito tuvo su primera y única experiencia como actor en Héroes sin patria (1999), un western protagonizado por Tom Berenger. La película contaba la historia del Batallón de San Patricio, un regimiento de soldados irlandeses que durante la guerra entre Estados Unidos y México desertaron y se pasaron al bando de los mexicanos. Por ello fueron torturados y ejecutados por los yankis. Concretamente, al personaje de Alberto le marcan con un hierro candente en la frente y luego lo despellejan vivo. ¿Acabará Charlene Wittstock haciéndole lo mismo?

Jose María Iñigo

Que sí, que sí… Directísimo, Esta noche, fiesta, Uri Gelller doblando cucharas… Que todos conocemos la trayectoria televisiva del gran Iñigo. Pero no sucede lo mismo con la cinematográfica. Y habrá que reconocer de una vez que el presentador es uno de los iconos del la subcultura pop española, ya que en 1969 se convirtió en uno de los protagonistas de Un, dos, tres, al escondite inglés, la ópera prima de Iván Zulueta (el autor de la maravillosa e inclasificable Arrebato). Dicho filme fue uno de los escasísimos intentos de hacer un cine genuinamente pop en España, directamente heredado de los filmes de Richard Lester con The Beatles. Aquí se contaba la historia de un grupo de terroristas musicales que pretendían sabotear un festival sospechosamente parecido al de Eurovisión. E Iñigo estaba en el reparto dando vida al cerebro de este grupo ácrata-rockero. Posteriormente, el hombre del bigote seguiría apareciendo en películas, sin hacerle asco incluso al cine del destape, en el que participó en títulos como Las gatas tienen frío o Terapia al desnudo. Este último les aviso ya que es sencillamente inenarrable e intragable.

Camilo José Cela

Aquí tienen a nuestro flamante Premio Nobel de Literatura haciendo de actor en Manicomio (1950), la opera prima de Fernán Gómez. Tal y como relata Francisco Marinero en su libro sobre el cineasta, la idea del filme consistía en que seis intelectuales estaban encerrados en un sanatorio mental y cada uno de ellos simulaba ser un animal. «Cuando le propusimos a Camilo hacer de un burro que pega coces s e puso a dar saltosde alegría», recordaba el propio Fernán Gómez. Años después, el escritor volvería a aparecer en la gran pantalla con un pequeño papel en La colmena (1982), adapatación precisamente de una de sus más famosas novelas.