La frente abultada, la cabeza cuadrada y los ojos inyectados en sangre. Así es como pintaríamos todos a Frankenstein, el mostruo creado por Mary Shelley en 1918. Y es que esa fue la imagen que lució el actor británico conocido como Boris Karloff en la primera película en la que se metió en la piel de este personaje, y que ha sido copiada hasta la saciedad en sus apariciones posteriores.
Para conmemorar este aniversario, 80 artistas estadounidenses han repensado el personaje a partir de un busto con la imagen original de Karloff, que serán vendidos en la página web del proyecto desde 200 hasta 1500 dólares. Lo recaudado será destinado al Hospital de Niños St. Jude en EE.UU. especializado en oncología infantil e investigación de enfermedades inmunológicas.
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