Preparar un cóctel no es asunto fácil. Hay que saber medir, templar, imaginar y contener, triturar y mimar.   Aquí presentamos algunas recetas, para que emprendas con método la orgía de colores y gustos, y varias historias, para que narres con mimo y precisión de barman, antes de que se evapore la magia y se disuelva el hielo. Encadena el momento con algún relato y degusta sin complejos el placer de ser el amo y señor del discurso y el menú. Si entre las historias de cócteles que aquí te presentamos no encuentras una convincente… Invéntala sin complejos y bebe para olvidar la falta.

Un invento mexicano
El origen del cóctel es muy incierto, pero son bastantes las leyendas que coinciden en señalar a México como país creador. De hecho, en una de ellas se dice que el rey mexicano Axolot VII fue pionero en ofrecer bebidas combinadas en sus reuniones de protocolo.

Cosas de taberneros
Si seguimos rastreando llegamos hasta una taberna de un puerto mexicano, donde el mozo, para mezclar las bebidas, empleaba en vez de cucharas unas raíces finas y lisas de una planta llamada ‘cola de gallo’; los marinos ingleses, que viajaban constantemente a México, a la vuelta popularizaron en sus tabernas el término en inglés ‘cock ‘s tail’. No obstante, la palabra apareció escrita por primera vez en 1806, en el periódico ‘Balance’, de Nueva York. En él se mencionaba que “un cóctel es una bebida estimulante compuesta de licor, azúcar, agua y bitters, servido en las campañas electorales”.

Y se puso de moda
Pero cuando verdaderamente nació la coctelería fue en los años veinte en Estados Unidos. Durante la Ley Seca, los barman mezclaron zumos, especias y hierbas para enmascarar la mala calidad de los licores elaborados en la clandestinidad.

SideCar

Pon cuatro cubitos de hielo en una coctelera. A continuación, debes añadir el zumo de limón, el Cointreau y el brandy y agitar breve pero vigorosamente. Después, cuela la mezcla en una copa de cóctel y sírvelo.
COMPOSICIÓN:
Cuatro cubitos de hielo.
Una parte y media de brandy.
Una parte de Cointreau.
Una parte de zumo de limón recién exprimido. Se puede añadir más limón si se desea obtener un toque más fuerte y amargo.

El sidecar y los locos años veinte
Imagina esa década en la que el modernismo reinaba entre la burguesía europea y los locales nocturnos de Estados Unidos se abarrotaban hasta altas horas de la madrugada gracias a la Ley Seca; era la época dorada del cóctel y del automovilismo. Estos dos mundos, elegantes y lujuriosos, se mezclaron a la perfección y dieron personajes aguerridos que conducían motocicletas. Uno de ellos debió de ser el excéntrico militar que hizo famoso este refrescante cóctel y que solía llegar al Harry’s New York Bar de París en el sidecar de una moto; eso sí, conducida por un chófer.

Pink Gin

Pon cuatro cubitos de hielo en un vaso mezclador y añade la angostura, vierte encima la ginebra y remueve muy bien. Sirve en una copa de cóctel previamente enfriada. Para decorar, sumerge la tira de piel de limón.
COMPOSICIÓN:
Cubitos de hielo.
Unas gotas de angostura.
Dos partes de ginebra seca.
Una tira de piel de limón.

Pink gin, sólo para marineros
Y de las mezclas encubridoras de los años veinte a la simplicidad de la ginebra teñida de rosa por unas gotas de angostura; un milagro para el aventurero inglés Francis Chichester, que con 65 años decidió dar la vuelta al mundo en su velero con la única compañía de su buen amigo, el Pink Gin. Después de un año regresó con el único contratiempo de haber calculado mal el número de cajas de ginebra que necesitaba para aguantar la travesía, problema que resolvió 107 días después de partir parando a repostar ‘combustible’ en Sidney.

Dry Martini

Pon cuatro cubitos de hielo en un vaso de bar, añade el vermut y luego la ginebra, remueve y vierte en una copa de martini. La aceituna se ensarta en un palillo antes de introducirla.
COMPOSICIÓN:
Cubitos de hielo.
Una parte de ginebra.
Una parte de vermut seco.
Una aceituna verde.

Dry Martini, primero las damas
Otra cuestión diferente es la del Dry martini. Los más fundamentalistas creen que la corteza de limón lo convierte en una limonada; otros, como hacía Buñuel, utilizan el vermut para aromatizar la copa, después lo desechan y vierten sólo ginebra. Lo cierto es que a este cóctel le acompaña un halo de sofisticación que podría venirle de las mujeres que lo pusieron de moda como aperitivo en los años cincuenta. Y nadie como Tippi Hedren, la protagonista de la película ‘Los pájaros’, para hacer honor a su fama de refinado. El director del filme, Hitchcock, hizo interpretar a la actriz una secuencia con una copa de martini en la mano; poco después, miles de elegantes damas americanas la imitaban.

Julepe de menta

Pon el hielo triturado en un vaso mezclador, añade agua, ron y bourbon y remueve. Machaca las hojas de menta con el azúcar y colócalas en la jarra donde vayas a servir el julepe. Cuela el contenido del vaso, remueve y añade hielo.
COMPOSICIÓN:
Una taza de hielo picado.
Una jarra de bourbon.
Una cucharadita de azúcar blanco muy fino.
Dos cucharadas soperas de agua.
Una cucharadita de ron.
Varias ramitas de menta fresca.

Julepe, aires de secesión
También eran los acaudalados quienes tomaban el Julepe en la época en que se creó, los tiempos de la esclavitud y los barcos a vapor por el caudaloso Mississippi. “El bourbon y la menta son como una pareja de enamorados”, decía el poeta Judge S. Smith, y los americanos parecen corroborar esta afirmación, porque lo han convertido en una de sus bebidas tradicionales.

Rita mixture

Pon en la coctelera mucho hielo, echa el bitter, moja con unas gotas de angostura y de Chartreuse y añade la ginebra. Agita bien para que se enfríe uniformemente y vierte en copa larga. Añade una cereza de cóctel y decora con una margarita natural en el borde.
COMPOSICIÓN:
Muchos cubitos de hielo.
Una parte de ginebra.
Una parte de bitter.
Unas gotas de angostura.
Unas gotas de Chartreuse.
Una cereza.

Rita, la inspiración en copa
Volvemos a los años cincuenta, al ‘glamour’ de las estrellas de cine. Una mujer de belleza sensual desciende de un lujoso yate descalza. A lo lejos, un joven la observa tras la barra de un bar; sus miradas se cruzan. Cuando ella llega al mostrador tiene ante sí una copa con una margarita en el borde y unos ojos anhelantes. Ella es Rita Hayworth; él, un joven creador rendido ante su fuente de inspiración.

Daiquiri

Pon cinco cubitos de hielo en una coctelera, añade el zumo de lima, el azúcar y el ron. Agita enérgicamente y cuela la mezcla en una copa de cóctel. Decora con una cereza ensartada en un palillo y con la rodaja de lima.
COMPOSICIÓN:
Cubitos de hielo.
Una parte de ron blanco.
El zumo de media lima.
Media cucharadita de azúcar.
Una rodaja de lima.
Una cereza de cóctel.

Daiquiri, misión cumplida
Y para lucha, pero pacifista, la de este combinado, que acerca enemigos irreconciliables, ya que estadounidenses y cubanos, a pesar de que hoy no mantengan relaciones diplomáticas, colaboraron estrechamente en su creación hace cien años. El daiquiri parte de la canchánchara, una mezcla de ron, miel, limón y agua que tomaban los ‘mambises’ –soldados cubanos– en el monte como único reconstituyente tras sus largas jornadas de lucha de campaña. Los ingenieros estadounidenses que trabajaban en la isla caribeña añadieron hielo a esta mezcla para sofocar los calores que pasaban. Su origen es bien famoso entre los cubanos, y en la ciudad de Trinidad incluso hay un famoso café cantante que lleva su nombre: Canchánchara. Pero quien popularizó verdaderamente este cóctel fue el escritor estadounidense Ernest Hemin­gway, con sus asiduas visitas al famoso Floridita de La Habana, donde se lo servían doble y con hielo ‘frappé’. Otro entusiasta del daiquiri era el actor sir Alec Guinness.

Cóctel de champán

Pon el terrón de azúcar en una copa aflautada y añade unas cuantas gotas de angostura; espera a que se empape. Vierte el champán en la copa con cuidado y añade el brandy. Sirve.
COMPOSICIÓN:
Un terrón de azúcar.
Gotas de angostura.
Champán muy frío.
1 cucharadita de brandy.

La lascivia del champán
Del siglo XX retornamos a la corte francesa del XVIII, donde la chispeante y libidinosa madame Pompadour, famosa por ser la amante de Luis XV, descubrió los efectos afrodisiacos del champán y decidió derramarlos en abundancia además de potenciarlos creando la copa clásica para esta bebida, llamada ‘de seno’ porque reproducía la forma de su pecho. Pero el champán no se creó con fines lascivos, sino que fue un método inventado por un monje del monasterio de Cluny, llamado Dom Perignon, para conservar los vinos blancos jóvenes. él cerraba las botellas sellándolas con lacre, pero con el paso del tiempo se perdía el gas y el producto se empobrecía. Gracias a la visita de unos monjes extremeños, que llevaban cantimploras con corcho, el inventor sustituyó el lacre por el producto originario del alcornoque. Por cierto, se dice que cuando obtuvo el champán definitivo gritó: “¡Hermanos, estoy bebiendo estrellas!”.

Rob Roy

Pon cinco cubitos de hielo en un vaso ancho y echa las gotas de angostura, añade el vermut y el whisky. Introduce al final la tira de naranja.
COMPOSICIÓN:
Cubitos de hielo.
Unas gotas de angostura.
Una parte de whisky escocés.
Una parte de vermut dulce.
Una tira de piel de naranja.

Roy: tiempos de resistencia
Pero no en todas las épocas han reinado el lujo y el ‘glamour’. En la del héroe escocés Rob Roy, las cosas eran muy diferentes. El jefe del clan de los MacGregor, en las tierras escocesas del siglo XVIII, decidió luchar por lo que creía más justo y comenzó a robar a los ricos para repartirlo entre los pobres. Fue un guerrero valiente, hospitalario y luchador, como este cóctel capaz de avivar hasta los ánimos más decaídos.

La gran familia

La primera división en este mundo ‘de alquimia’ es entre tragos cortos –con más graduación– y largos –más ligeros y refrescantes–. Dentro de cada uno, las bebidas se agrupan por características comunes en composición y presentación. Entre los cortos están los Crusta –a base de ginebra o ron, con el borde impregnado en azúcar–, los Sour –con zumo de limón y ron o pisco y una guinda– o los Flip –con huevo, azúcar y oporto o jerez–. Y entre los largos están los Collins –con zumo de limón y un poco de soda y ginebra o whisky–, los Cooler –con soda– o los Cobbler –con hielo picado y frutas del tiempo–.

Un buen ‘barman’

Saleros, pimenteros, exprimidores o batidoras son un buen apoyo para elaborar cócteles, pero si no tenemos la base estamos perdidos. Éstos son los elementos para combinaciones de éxito.

1.- Medidor: No es escrupulosamente necesario pero ayuda mucho para combinar con el sistema de partes; nunca se falla. Especialmente bueno para novatos.

2.- Coctelera. Está la normal –de tres cuerpos– o la llamada Boston –de dos cuerpos–. En ella, primero se introduce el hielo y después las bebidas de menor a mayor graduación. Después, sólo queda agitar.

3.- Bitero o gotero: Se usan para añadir a los cócteles pequeñas cantidades de bebidas, como vermut, angostura, curaçao, granadina… Es decir, las gotas que dan a la mezcla el toque de gracia final.

4.- Vaso mezclador: Es grande, de cristal, con capacidad para un litro y acabado en pico para verter la bebida. Incluye una cucharilla larga.

5.- Cubitera: La más tradicional es la de metal, que conserva bien el frío. Colador: el más habitual en coctelería es el llamado de gusanillo, pequeño y de metal.