Pagan por sexo para reforzar su rol de macho
Los jóvenes que consumen prostitución lo hacen como un modo de reivindicar o robustecer su idea de masculinidad tradicional. La antropóloga Beatriz Ranea, de la Universidad Complutense de Madrid, concluyó un estudio sobre jóvenes de entre 18 y 35 años consumidores habituales de sexo de pago. Escogió a hombres sin problemas sociales y sin dificultad para acceder al sexo consentido. Su conclusión es firme: “Se trata de un problema de educación sexual”.
Aluvión de besos y gérmenes para San Valentín
Por cada beso apasionado de diez segundos, 80 millones de bacterias. Con motivo de san Valentín, los certámenes y ceremonias de besos se multiplican por todos lados con el fin de que las parejas afiancen con ellos su amor. Lo que quizá no saben sus participantes es que equiparan sus comunidades de gérmenes. Así lo han corroborado científicos de la Organización para la Investigación Científica Aplicada (TNO), de Países Bajos, en un estudio publicado en la revista Microbiome. Los investigadores examinaron a 21 parejas
y comprobaron que aquellas que se dan al menos nueve besos diarios presentaban una microbiata salival muy similar.
Un matrimonio mal avenido, dos corazones envejecidos
El matrimonio es un factor de riesgo cardiovascular cuando la relación se ha deteriorado tanto que solo provoca infelicidad y disgusto. Las mujeres mayores que sufren este tipo de convivencia son más vulnerables, según investigadores de la Universidad Estatal de Michigan.
Miles de jóvenes chinos burlan la censura con la actriz porno Sola Aoi
A pesar del bloqueo chino de las redes sociales, el Twitter de la actriz porno japonesa Sola Aoi se acerca a los 500.000 seguidores, y buena parte de ellos procede del gigante asiático, un país que tiene también estrictamente prohibida la pornografía. La actriz se ha convertido en un auténtico icono sexual para los jóvenes chinos que, a falta de otras fuentes de información, usan sus vídeos para aprender cuestiones básicas sobre sexualidad.
Crónica de una scort en Japón
En asuntos de sexo, dicen que en Japón impera la ley del silencio. El relato en una página de contactos para scorts de una prostituta que viajó hasta allí hace sospechar que tal vez las costumbres sexuales del varón japonés no son tan corrientes como para incluirlas en los temas de conversación.
Dice esta cronista que en Japón han proliferado en las últimas décadas los locales donde se ejerce la prostitución, pero a la japonesa. ¿Y cómo es a la japonesa? Sobre todo, exageradamente fetichista. Abundan los locales donde los hombres adquieren prendas íntimas. “Cuanto más usadas, más valor”. También se venden uniformes de colegiala e incluso saliva envasada que comercializan las más jovencitas.
Los locales más concurridos son los llamados Salones Rosas, especializados en sexo oral donde el cliente puede comprar bonos de varias sesiones de veinte minutos a precios ridículos.
Cualquier capricho del cliente encuentra satisfacción en la industria de la prostitución japonesa: vagones de metro dedicados al sexo, recreación de escenas medievales de señores y siervas o clubes donde las mujeres aparecen disfrazadas de los personajes animados favoritos de los clientes.
Y mientras, los matrimonios japoneses copan las listas de abstinencia sexual.
Los transexuales reivindican baños de género neutro
Los letreros distintivos de sexo en las puertas de los baños públicos confunden a las personas transexuales y además se han convertido en fuente de conflicto y violencia en muchos lugares de todo el mundo. Diferentes asociaciones de homosexuales y transexuales están reivindicando por ello, cada vez con más fuerza, la instalación de baños en lugares públicos sin distinción de género. En Estados Unidos, el sistema educativo de Universidades de California ya ha iniciado un proceso de cambio en los baños y planteles que no etiquete específicamente para hombres o mujeres. La solución propuesta es algo similar a los baños familiares que ya existen para facilitar el acceso a las familias con niños pequeños y personas discapacitadas.
Una Comisión de Derechos Humanos de San Francisco detectó que casi la mitad de los encuestados transexuales sufrían acoso o asalto durante el uso de los baños públicos. En 2013, el centro Williams Institute denunció también que el 70% de estas personas soportó experiencias similares de violencia y discriminación. Los campus universitarios se han convertido en el campo de batalla principal para denunciar este tipo de agresiones y reivindicar una modificación. Según la Universidad de Massachusetts, más de 150 universidades estadounidenses ya han puesto en marcha la aplicación de baños de género neutro en sus instalaciones.
La psicóloga de Mount Holyoke College, Madeline Crone, aporta una razón más: “Los campus universitarios son un espacio para la educación. Si un estudiante pone en peligro su desarrollo e integridad al realizar una función humana básica, es evidente que se necesita un cambio estructural”. Esta razón ha llevado a algunas escuelas de educación secundaria a seguir el ejemplo. En Oregón, Ulysses S. Grant High Scholl ha designado seis de sus baños con género neutro.