Oculolinctus o besos, el último dilema nipón

Se acerca San Valentín y la cultura nipona, tan diestra a la hora de adaptar a su medida tradiciones foráneas, se debate entre el beso en la boca o el oculolinctus, una práctica erótica que consiste en lamer los ojos de la pareja. Esta última es una tendencia cada vez más usada por los adolescentes nipones para burlar las críticas que desatan en Japón los besos en público. Y eso a pesar del riesgo de infección ocular que acarrea este hábito. Quienes lo prueban aseguran que el placer es similar al que provoca lamer otras zonas del cuerpo, pero pocos hablan del aumento de conjuntivitis, irritaciones, úlcera corneal y herpes en la población adolescente.
Los médicos han dado la voz de alarma después de comprobar que uno de cada tres estudiantes nipones mayor de 12 años realiza el oculinctus de manera habitual. El placer se explica por la cantidad de terminaciones nerviosas de la córnea, una estructura extremadamente sensible.

La erótica de la barba es ancestral

La cultura hipsters arrasa en cualquier ciudad del mundo con sus hombres de aspecto retro y barbas decimonónicas. Pero cualquiera que se acerque a Málaga en estos días podrá visitar la exposición To shave or not to shave, donde comprobará que la erótica de la barba se remonta a la época de las cavernas. La muestra es casi una reproducción del libro Moustaches Whiskers & Beards, de Lucinda Hawkley, y exhibe una historia de filias y fobias en torno al vello facial a través de catorce artistas.
La barba, el bigote y las patillas han permitido a lo largo de la historia del hombre un juego de identidades y significados con la sexualidad y sensualidad como telón de fondo. Durante mucho tiempo, la barba se consideró símbolo de sabiduría, poder y virilidad. Ahora la mujer, mucho más puntillosa, decide que la barba es un atributo sexual siempre que no pase de diez días ni sea excesivamente frondosa. Imberbes y hombres con un simple bigote se quedarían para vestir santos.
El dilema afeitarse o no afeitarse toma estos días un carácter disparatadamente femenino después de la publicación en las páginas del Daily Mail de la historia de una mujer que habla de los resultados tan satisfactorios que deja el afeitado sobre la piel. Está por ver si esta técnica anti envejecimiento femenina sube también la libido de los hombres.

San Valentín llega erótico y tecnológico

Teniendo en cuenta que el 75% de las mujeres necesitan estimular el clítoris para conseguir el orgasmo, no es extraño que la venta de juguetes eróticos aumente en las fechas previas a San Valentín, según la plataforma de ventas por internet vente-privee.com. Este año parece que el juguete estrella serán los vibradores inteligentes que con un solo botón desatan la pasión y activan las miles de terminaciones nerviosas del área genital. Los fabricantes sacan modelos cada vez más elegantes y discretos. Disponen de diferentes velocidades y modos de vibración. Muchos de ellos son sumergibles con el fin de que puedan ser utilizados dentro del agua. En lugar de llevar pilas, se cargan por USB. 
La marca Bijoux Indiscrets propone Twenty One, un vibrador creado por mujeres, según Elsa Viegas, una de sus diseñadoras, y por eso proporciona un placer preciso y personalizado para cada mujer.

Sexualidad cohibida por el físico

Dice la escritora estadounidense Naomi Wolf que “una sociedad obsesionada con la delgadez no está preocupada por su belleza, si no por su obediencia”.  La sexóloga María Santana Romero ha tomado como referencia esta idea para elaborar su teoría particular sobre la tiranía de la belleza en la vida sexual de las parejas.
Los cánones de belleza condicionan la sexualidad de muchas parejas cuando uno de los dos considera que no se ajusta a ellos. Santana explica por qué sucede esto: “El mito de la belleza es inerte e inflexible. Desde muy temprana edad, vamos adquiriendo un concepto de nuestro cuerpo de acuerdo con ese modelo hegemónico y esto va a ser decisivo en la salud integral y en los sentimientos que cada uno desarrolla hacia su propio cuerpo”.
Desde la Fundación Sexpol, la sexóloga expone las trampas corporales en las que quedan atrapadas sobre todo las mujeres, la cara oculta de la belleza y las causas reales de los trastornos de alimentación.
Santana recupera el término “revancha estética”, de Naomi Wolf, para denunciar la belleza como recurso que perpetúa la jerarquía entre sexos. “Insistir en el cuerpo y en sus cuidados hace perder a las mujeres confianza en sí mismas y absorberlas en preocupaciones estético narcisistas. El culto a la belleza funcionaría como un arma destinada a detener la progresión social de la mujer”.