Ahora que se estrena la espectacular La falla de San Andrés, en la que un terrmoto destruye California, repasamos algunas de las mejores películas de catástrofes de todos los tiempos.

Chicago (1937)

Esta película fue la respuesta de la Fox al éxito que el año antes una de sus productoras rivales, la Metro Goldwyn Mayer, había tenido con San Francisco. Si la Metro había recreado un terremoto, los de Fox se lanzaron a por un incendio espantoso, el que destruyó la ciudad de Chicago en 1871.

Protagonizada por Tyrone Power, Alice Faye y Don Ameche, hay que reconocer que Chicago es aún mejor que San Francisco, y las escenas de la ciudad devorada por las llamas siguen resultando aterradoramente realistas y casi insuperables.

La aventura del Poseidón (1973)

Personalmente, la considero la obra maestra de este subgénero. Un trasatlántico de lujo es golpeado por un tsunami en el Mediterráneo. El barco acaba dando completamente la vuelta, y únicamente la parte del casco de popa permanece fuera del agua. Los supervivientes (Gene Hackman, Ernest Borgnine, Roddy McDoWall… y algunas otras viejas glorias de Hollywood) tienen que realizar una carrera contra reloj para recorrer el barco, convertido en una trampa mortal, y llegar a la superficie antes de que se hunda del todo. Esta película es claustrofóbica y angustiosa, y mantiene la tensión hasta el último instante.

El hundimiento del Japón (1973)

Esta desoladora cinta cuenta como un científico, tras descubrir unas enormes fallas en la corteza submarina cercana al país nipón, augura que a la isla le quedan solo 300 días para ser definitivamente tragada por las aguas. La película narra los desesperados pero infructuosos intentos para evitar una catástrofe que finalmente se materializa en el estallido de volcanes y en la aparición de una gigantesca tsunami.

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Es fácil decir que a día de hoy la película resulta casi profética, ya que en ella aparecen muchos de los lugares que actualmente se han convertido (tristemente) en noticias, como la central nuclear de Fukushima. Personalmente, yo que la vi siendo un chaval en la matinal de un cine de barrio de Málaga, la recuerdo como una película de imágenes dantescas y con un mensaje realmente fatalista, plasmado en las palabras de un maestro zen que en un momento del filme propone no hacer nada contra la catástrofe: «Lo que tenga que suceder sucederá. Tal vez habrá que dejar que el agua se trague a Japón y sus cien millones de habitantes», decía más o menos. Confirmo, eso sí, que es una película que dejó un poso de «mal rollo» en mis emociones infantiles.

Los chavales de la época nos preguntábamos que ejercicio de masoquismo podía haber llevado a los japoneses a filmar, ver y disfrutar una película en la que eran masacrados de forma inmisericorde.

Hacia el fin del mundo (1965)

Conocido popularmente con el título apócrifo de La grieta del fin del mundo, este clásico de la ciencia ficción es sencillamente inolvidable. Un científico interpretado por Dana Andrews, Descubre que en el continente africano ha aparecido una enorme grieta que revela que el globo terráqueo se está partiendo en dos. Pese a que los encantadores efectos especiales puedan resultar hoy en día un poco primitivos, las escenas finales con la imagen del mundo dividiéndose en dos (vaya pedazo de spoiler, ¿eh?) son sencillamente impagables. Y si…. supongo que a estas alturas, si han leído lo anterior, ya no tiene mucho sentido no contar que muere hasta el último mono (en el sentido más literal de la expresión).

Cuando los mundos chocan (1951)

Una película malrrollera donde las haya. Este clásico de la ciencia ficción de serie B cuenta como un asteroide está a punto de colisionar con la Tierra, lo que provocará un cataclismo que acabará con todo rastro de vida. Pero un grupo de millonarios y científicos financia un proyecto que salvará a un grupo de elegidos, llevándolos a vivir a un planeta habitable. Empieza así la lucha por la supervivencia, la desesperación por formar parte de ese grupo de escogidos. Sinceramente, nunca hubo otra película en la que desease tanto que los protagonistas, los dichosos escogidos, la palmasen también.

El coloso en llamas (1974)

La película más popular de este subgénero, y uno de los filmes más espectaculares de todos los tiempos. Los efectos especiales y las escenas de acción orquestadas por el director y productor Irwin Allen, siguen siendo una maravilla. Y que decir de sus fantástico reparto, encabezado por Paul Newman y Steve McQueen. Por cierto, la escena de McQueen sujetando al bombero para que no caiga al vacío, me sigue poniendo de los nervios cada vez que la veo, y eso que ya se como acaba.

Juicio universal (1961)

Si hay un concepto que va indeleblemente asociado a la idea del apocalipsis, es el del juicio final de la tradición cristina.  Y ese es precisamente el título de esta curiosa película del maestro italiano Vittorio De Sica. No se si se puede calificar exactamente de filme catastrófico, pero apocalíptico si que lo es. Aunque el desastre está visto con el prisma del humor negro.

Todo comienza cuando una extraña voz procedente del cielo anuncia que en tan solo veinticuatro horas se producirá el fin del mundo, y tras él, el consecuente juicio final. A la vista de la que se avecina, un heterogéneo grupo de personajes (encarnados por un impagable reparto que reúne a Vittorio Gassman, Jack Palance, Alberto Sordi, Ernest Borgnine, Melina Mercuri…) reaccionan de diversas formas ante la inminencia del inevitable final, lo que le permite al director trazar una divertida sátira de las miserias de la especie humana.

Alarma: catástrofe (1978)

Alucinante película, cuyo precioso título original (The medusa touch) nunca debió ser alterado. Richard Burton encarna a un escritor carcomido por el odio, que sufre un coma a consecuencia de un accidente. Los médicos que le tratan descubren que su cerebro sigue funcionando, y lo hace como una auténtica mente diabólica, provocando las más espantosas catástrofes con solo imaginarlas. La imagen icónica del filme es la de un avión de pasajeros estrellándose contra un rascacielos en pleno centro de Londres; escena que ha hecho pensar a muchos que Bin Laden pudo ver esta película. Pero también es de traca el momento en que la Abadía de Westminster se viene abajao con toda la familia real británica en su interior.

Al este de Java (1969)

Una entrañable película de aventuras, con buscadores de tesoros y la erupción del volcán Krakatoa en indonesa como plato fuerte de la función. Se rodó curiosamente en las Islas baleares y hay que recordar que el título está mal puesto. El Krakatoa siempre estuvo al oeste de Java, nunca al este.

La hora final (1959)

Sin efectos especiales de ningún tipo, Stanley Kramer tuvo la virtud de realizar uno de los filmes apocalípticos más tristes y deprimentes que se recuerdan. Ambientado tras una hipotética guerra nuclear, el filme cuenta como el mundo ha quedado asolado por la radiación. Australia es el único lugar libre de sus letales efectos y, por tanto, el único que sigue poblado. Pero la nube radioactiva se va acercando lentamente.

La proximidad de la extinción total, hace que las autoridades envíen un submarino al otro confín del mundo, con la esperanza de que los efectos de la radiación hayan comenzado a disiparse, y se puede trasladar allí a todos lo habitantes del continente austral. Pero el viaje de ese submarino será un trayecto directo y sin escalas hacia la desesperanza, para descubrir que no hay salvación posible. Gregory Peck, Fred Astaire, Ava Gardner y Anthony Perkins, protagonizaron esta desoladora película, cargada de escenas durísimas, como la del personaje de Perkins asesinando a su esposa y a su hijo recién nacido, para que no sufran la lenta agonía provocada por la radiación.

Santander, ciudad en llamas (1944)

La modesta, pero bastante digna, aportación española al subgénero catastrófico, fue esta película española dirigida por Luis Marquina, que reconstruye el pavoroso incendio que destruyó la ciduad de Santander en 1941. Pese a la evidente falta de medios del cine español de la posguerra, las escenas del incendio resultan bastante convincentes.

San Francisco (1936)

California ya fue sacudida cinematográfica por primera vez en esta deliciosa película de 1936, que recreaba los estragos del auténtico terremoto de 1906, y el posterior incendio que destruyó la casi totalidad de la ciudad. Protagonizada por Clark Gable, Spencer Tracy y Jeanette McDonald, la película oscila entre el musical y la comedia hasta que en el tramo final sucede la esperada catástrofe. Las escenas del terremoto fueron las más espectaculares jamás vistas en el cine de la época, y le granjearon al filme un merecidísimo Oscar a los efectos especiales. Hoy, tres cuartos de siglo después, siguen resistiendo el paso del tiempo.

Hindenburg (1975)

Magnífica recreación del célebre accidente que destruyó al zepelín alemán Hindenburg en New jersey en 1937. El filme  se apunta a la tesis (nunca confirmada) de que aquello fue un atentado. Es una película sobria, con un excelente reconstrucción histórica y un estupendo reparto encabezado por George C. Scott.