Con motivo del estreno de una nueva versión de Frankenstein, repasamos algunas de las más destacadas películas sobre el famoso monstruo.

Víctor Frankenstein (2015)

Acaba de publicarse el trailer de la nueva versión del mito, que llegará a nuestras pantallas en otoño. James McAvoy encarna al científico, y Daniel Radcliffe, el inolvidable Harry Potter, que ya ha dejado de ser un niño, da vida a igor, su intrigante ayudante.

Blackenstein (1973)

Después de ver este Frankenstein negro uno piensa que debería acuñarse un nuevo mandamiento que prohibiera tomar el nombre de la criatura de Mary Shelley en vano. Aquí tenemos a un científico (también afroamericano, como todo el reparto), que experimenta un nuevo suero basado en el ADN (no busquen lógica científica, por favor, esto es la serie Z), con un veterano de Vietnam que perdió los brazos y las piernas en la guerra. Al principio la cosa funciona, y al desdichado le crecen las extremidades, pero luego empieza a sufrir extrañas mutaciones (¡hasta le crece el peinado afro!) y se transforma en la versión negra de Frankenstein, pero con cara de zampabollos. El monstruo se carga un montón de gente y al final acaba devorado por una jauría de perros que se comen sus tripas. Detalle cutre a más no poder, ya que no hay problema en distinguir la ristra de suculentas salchichas que los canes disputan con sus bocas.

El espíritu de la colmena (1973)

Con una película como ésta cada año, otro gallo le hubiera cantado al cine español. Obra maestra absoluta de Víctor Erice, y uno de los mejores filmes realizados en nuestro país. No es una película sobre Frankenstein propiamente dicha. Pero, en ella, la niña que encarna Ana Torrent acude al cine de su pueblo (durante los duros años de la posguerra) a ver la versión protagonizada por Boris Karloff, y queda traumatizada por la película. Especialmente por la escena en la que el monstruo mata a la niña. A partir de entonces, tendrá visiones con la criatura rondando por su jardín, y llegará a creer que un maquis escondido en unas ruinas lejanas es la reencarnación del atribulado monstruo.

La novia de Frankenstein (1935)

La secuela del Frankenstein de 1931, dirigida también por el gran James Whale. Si el filme original era una especie de poema de horror en imágenes, aquí el director tomó la dirección de la fantasía desmadrada. Pese a ello (o quizá por ello) le salió un filme único y magistral, con personajes inolvidables como ese Doctor Pretorius y sus homúnculos enanos, o la versión femenina del monstruo (encarnada por Elsa Lanchester con un impagable peinado).

Frankenstein creó a la mujer (1967)

En plena década de los 60, cuando el cine se volvió pop y delirante, la mítica productora Hammer, especiaizada en filmes de terror, sobre todo de vampiros, decidió darle una vuelta al mito de Frankenstein y proponer una versión sexy, transformando al monstruo en una atractiva joven con sed de venganza (interpretada por Susan Denberg, mientras el venerable Peter Cushing daba vida a su creador).

En manos de cualquier director del montón, la película no habría sido gran cosa. Pero, afortunadamente, la dirigió Terence Fisher, uno de los mayores genios del cine fantástico, capaz de sacar petroleo de los materiales más zarrapastrosos. Y lo que podría haber sido una auténtica chorrada, se convierte en un macabro cuento de venganzas de ultratumba y eso que llaman amor fou.

Remando al viento (1988)

Celebrada película de Gonzalo Suárez que recrea lo que sucedió durante el verano en el que Mary Shelley escribió Frankenstein. Un filme sobre los mecanismos de la ficción y una película a ratos fascinante, y a veces ahogada en su propia pretenciosidad.

Frankenstein (1931)

La versión cinematográficamente canónina, dirigida por el maestro James Whale. Boris Karloff, de quien decía la publicidad que era el único monstruo que no necesitaba maquillaje, encarnó a la criatura. El filme es una versión muy libre de la novela pero, a la vez, respeta su espíritu, convirtiendo al supuesto monstruo en una víctima de los desatinos y los delirios humanos. La película es pura poesía, con momentos tan estremecedores y bellos como el del asesinato de la niña.

El jovencito Frankenstein (1974)

Una película que no necesita presentación. La mítica parodia que Mel Brooks realizó del clásico de James Whale. Que no se ofendan los fans de esta película (que se que los tiene y son legión), pero confieso que nunca me ha parecido demasiado divertida. Aunque eso, como casi todo, es cuestión de gustos. Creo, eso sí, que el mayor mérito de Brooks fue rodar en blanco y negro usando los mismos decorados en los que la Universal filmó la versión de 1931, lo que le permitió recrear de forma magistral la atmósfera del filme original.

Frankenputa (1990)

Otra aberración cometida en nombre de Frankenstein. ¡Es que no escarmientan! Aquí tenemos a un científico que crea a su craitura (el término monstruo en este caso no sería muy adecuado), con los pedazos de varias prostitutas asesinadas. Una vez revivida, Frankenputa sale a la calle a practicar la antigua profesión de las mujeres que le han dado cuerpo, convirtiéndose en al vengadora de todas las féminas ultrajadas por el machismo. La cosa deriva en un festival de sangrientas felaciones con penes arrancados de cuajo y otras lindezas. Al menos, Patty Mullen , la actriz que encarna a la criatura, está de muerte. Y nunca mejor dicho.