Si Aquiles vivió su adolescencia travestido de doncella y encontró la felicidad cuando se rodeó de mujeres en el gineceo, Dorian Gray pensó que necesitaría una fórmula algo más sofisticada para divertirse sin límites. Logró lo que quería vendiendo su alma a cambio de la juventud eterna. Aquiles y Dorian Gray son dos personajes de ficción que vivían imaginando diversiones creativas. Pero nunca se les ocurrió pensar que muchos años después el hombre de hoy, ese hombre que se acerca a los cuarenta años y luce tejanos rotos, barba y camisa a cuadros, disfrutaría su tiempo libre tirándose en plancha en piscinas de bolas de colores. Se trata de los kidults, concepto que mezcla dos palabras: niño y adulto. Christopher Noxon ya los identificó en 2006 cuando en su libro Rejuvenile identificaba una tendencia creciente de personas que “queremos vivir como lo hacíamos de niños” para sentir alivio frente a las incertidumbres que plantea el futuro. Esas incertidumbres tienen que ver con la dificultad para encontrar trabajo.
37 % de españoles menores de 34 años vive con sus padres.
Hay 775.000 españoles de menos de 25 años sin trabajo, más que en ningún otro país europeo; la tasa es del 49,6%.
Anidar en el hogar familiar te mantiene a salvo incluso cuando tienes un primer empleo, que aparece como precario e inestable. Con el primer sueldo, comprarse un dron es un alivio emocional más rentable que ahorrar para un casa inalcanzable. Y uno se hace miembro del fenómeno kidult.
Retar a tu jefe en el karaoke
Ahora, después de un día duro de trabajo, la oferta de ocio es tan enorme para kidults que puedes tirarte por un tobogán gigante con los compañeros de empresa, saltar en una colchoneta disfrazado de Pedro Picapiedra y retar al jefe a un duelo de karaoke. O también puedes participar en happy cenas con los amigos, como las que organiza, por ejemplo, la empresa Happy Park en Barcelona, donde aseguran un retorno a la infancia “divertido y entrañable”. Eso sí, es obligatorio el uso de calcetines si se quiere entrar en la zona de juegos.
Soñar la utopía infantil no se limita a las piscinas de bolas; también hay personas que quieren sentirse como niños cerca del cielo, como proponen las casas colgantes en los árboles –glamping– y resolver enigmas en una habitación. El escapismo para adultos llegó a España hace tres años. Room Escape te convierte en Sherlock Holmes o en alumno aventajado del Cluedo. Aquí pones a prueba tu lógica, tu ingenio e inicias la búsqueda de pistas que te ayudan, durante 60 minutos, a resolver enigmas con los amigos a modo de Los Goonies en una habitación. Ya cuenta con 90 salas repartidas por toda España.
Aventuras para todos los gustos
En el madrileño barrio de Chamberí, sin ir más lejos, se encuentra The Rombo Code, que permite a cualquiera que lo desee vivir las más emocionantes aventuras. Este negocio ofrece tres espacios diferentes en cada uno de los cuales se puede vivir una aventura distinta. Desde recuperar el desaparecido capítulo 43 de El Quijote, hasta localizar unos manuscritos que Casanova dejó escondidos en una posada española. Y no basta con recuperar esos documentos. Hay que lograr escapar del lugar de los hechos sin ser detenido. Se juega por equipos, y los participantes tienen una hora para demostrar sus numerosas habillidades. Hasta el momento, más de tres mil personas ya han disfrutado de esta experiencia, y aseguran que con ella han vivido 60 minutos de auténtico infarto.
21 % de ‘ni-nis’. Sin trabajar ni estudiar. Esta es la cifra que ya alcanzamos.
En el origen de este juego hay una pista para explicar el fenómeno kidult. Se basa en una teoría que desarrolló un psicólogo húngaro, Mihály Csíkszentmihályi, la famosa teoría de flow (dejarse fluir). Esta teoría dice que para alcanzar la felicidad hay que realizar actividades en las que concentres toda tu atención, y tiene que haber un equilibrio entre tu habilidad y la dificultad. Si la tarea es demasiado fácil o demasiado difícil, no fluyes.
Y de eso se trata, de jugar para fluir. De paso, te conviertes en un niño fascinado con el misterio a modo de Los Hollister. O tienes la opción de sentirte muy pequeñito en la atracción Arthur, la aventura 4D que se encuentra dentro del parque temático de alta tecnología Futuroscope (Francia), una de las más atractivas del parque.
Aquiles, antes de convertirse en el héroe de la guerra de Troya, se siente cómodo en el gineceo de Esciros porque sabe que allí, rodeado de mujeres, nunca sufrirá adversidades. “Como adolescente sabe que tiene al alcance de la mano múltiples posibilidades, siempre puede empezar de nuevo”, explica Francesc Núñez, doctor en Sociología y profesor de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Francesc Núñez añade: “Los kidults son un fenómeno lógico de nuestra época. Viven y quieren preservar un valor sagrado que consiste en ser auténtico, uno mismo. Les cuesta especializarse en el amor y en el trabajo, porque ambas cosas implican renunciar a todo lo demás. Esta actitud en la vida al final te lleva a participar en actividades de ocio como caer en una piscina de bolas”.
El fenómeno ha sido detectado por la industria y ha creado una gran variedad de productos pensando en ellos. “Los kidults saben combinar responsabilidades de adultos con intereses de niños. Mi padre no jugaba conmigo de la misma manera que yo lo hago con mi hija, y eso hace que se mantenga despierto mi lado infantil”, explica Pedro Sagüés, socio fundador de elregalador.com. En esta web, por ejemplo, los drones figuran entre los artículos más vendidos para adultos y niños. “Las mujeres detectan bien las nuevas tendencias. Son conscientes de que un dron provocará en su marido más felicidad que una corbata”, señala entre risas. Pedro cree que las mujeres también son un poco niñas, prueba de ello es la cantidad de cuadernos para colorear que venden para ellas. “Y ya ni te cuento los ejemplares que hemos vendido del libro Yo fui a EGB. La nostalgia funciona”, señala Pedro.
18 millones de personas hay en Europa, menores de 40 años que viven con sus padres.
Javier Ikaz y Jorge Díaz son los autores de Yo fui a EGB, uno de los fenómenos editoriales de los últimos años. Acaban de editar el tercer volumen y han lanzado a la venta el juego Yo fui a EGB. Se trata de una mezcla entre el Trivial y el juego de la Oca para volver a vivir un día como si fueras un egebero. “Hay preguntas sobre cultura general, exámenes y numerosas sorpresas. Pasas por el patio de recreo y llegas al salón de tu casa. Este juego nació como una iniciativa de nuestros seguidores”, explica Javier Ikaz: “Hay seguidores que nos piden si podemos hacer algo para que se ponga de nuevo a la venta el Exin Castillos. Ojalá. Nos encantaría”, señala Javier. Con 978.000 seguidores en Facebook y 98.800 seguidores en Twitter, Javier y Jorge reflejan que hay muchas ganas de volver a la infancia por parte de los cuarentañeros.
Los cuadernos de verano se han convertido en otro fenómeno kidult. Daniel López Valle y Cristóbal Fortúnez son los autores del Cuaderno de Blackie Books. “Me tomo una cerveza en una terraza y me doy cuenta de que detrás de mí hay reunido un grupo de amigos haciendo los ejercicios de mi Cuaderno. Nunca pensé que eso ocurriría cuando empezamos con el proyecto”, afirma Daniel López. Él se siente integrante de la primera generación de españoles que nacieron en el bum del capitalismo de consumo. “Cuando era pequeño, entré de lleno en la cultura del espectáculo. Teníamos los mismos referentes culturales que los niños de otros países, y son referentes muy potentes, por eso es fácil ahora mirar atrás para revivirlos”, dice Daniel.
Huir del ‘coco’: la responsabilidad
Para la vicepresidenta del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, Carmen Ferrer, jugar en piscinas de bolas es una forma de ocio que se utiliza para escapar de vivencias internas insatisfactorias. “Volver a la infancia representa el deseo de una vida sin responsabilidades. Desde mi punto de vista, los kidults son personas formadas con toda una serie de condicionamientos que les han llevado a la búsqueda perpetua de la excitación, de no querer compromisos en la vida, como una pareja estable, una familia”. El fenómeno kidult es más palpable en hombres que en mujeres, y la doctora Ferrer tiene una explicación para ello. “Hombres y mujeres tenemos una estructura mental distinta. Las mujeres abarcan la vida de forma más global, hay en ellas una tendencia a cuidar de los demás. Y esa función cuidadora no encaja con la idea de jugar”. Desde luego, a Dorian Gray nunca le preocupó cuidar de nadie, solo de sí mismo y poco más.
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