Muchos le han comparado con el gran Weegee (el legendario ojo público), y no les falta razón. Las fotografías de ambos nos reflejan la cara más dura de dos mundos veicnos, Estados Unidos y México. Enrique Metinides está considerado el mejor fotógrafo de sucesos mexicano de las décadas de 1950,60, 70 y 80. Prácticamente no hubo catástrofe o tragedia (grande o pequeña) que no fuera captada por su cámara. Parte de su brillante trabajo fue recogido en un libro homenaje titulado 101 tragedias. Las fotos las seleccionó el propio Metinides, a quien su pasión juvenil por el cine negro le empujó a retratar el lado oscuro de la vida.

«Vivía en una calle con tres salas cinematográficas. Ir a las sesiones matinales solo costaba unos cuantos pesos. Me saltaba las clases y me sumergía en películas de gánsteres. Me sentaba en la primera fila y absorbía todo lo que veía. Aprendí sobre el dramatismo y la luz al mirar esas películas. Miraba una escena de crimen como si mirara una película. No solo fotografiaba el cuerpo, sino también a los detectives  mientras realizaban su trabajo. Intentaba captar toda la escena en un solo encuadre, no solamente el cuerpo o el arma, sino toda la historia», explica Metinides en la introducción del libro.

Sus fotos, de las que aquí os mostramos una selección, nos traen el testimonio de accidentes de tráfico, asesinatos, incendios, evacuaciones por erupciones volcánicas, tiroteos en supermercados… Incluso nos muestran las insólitas escenas de humor que en ocasiones se producen en medio del caos provocado por una inundación.

Hemos evitado mostrar las fotos más morbosas y sangrientas. Aún así, alguna puede resultar impactante

Fotos. Cortesía editorial Blume.