La SNCF, que sería el equivalente francés a nuestra red de trenes de cercanías, ha tenido una genial idea para convertir los viajes sobre raíles en una auténtica experiencia artística. Los vagones han sido equipados con un sistema que permite proyectar en sus techos, suelos y puertas, imágenes del palacio de Versalles, de los pintores impresionistas, o del archivo de la Gaumont, la productora de cine más antigua del mundo.

Una original iniciativa para acercar la cultura a la gente. ¿Para cuándo algo similar en los trenes españoles? Aunque no pedimos tanto. Con que pasen a su hora y no se detengan cada dos por tres, nos conformamos.