La sexualidad es un campo bien abonado para los mitos más rocambolescos, impactantes, sorprendentes y absurdos. Destapar la falsedad de muchos de ellos solo es posible gracias a la experiencia propia pero, por suerte, hay un puñado de científicos que se preocupa de medir la veracidad de lo que sabemos sobre sexo. Gracias a ellos, cada vez caen más mitos como estos.
La eyaculación femenina es un fraude
Se trata de un fenómeno poco conocido que, en muchas ocasiones, se ha tildado de fraude. La idea de que no es una reacción espontánea está tan enraizada que el Gobierno de Reino Unido llegó a prohibir, en una ley de 2014, la eyaculación femenina en el cine porno -no así la masculina-. Pero la investigación científica tiene pruebas que demuestran que la eyaculación femenina es una realidad.
Se ha calculado que entre el 10 y el 40 por ciento de las mujeres acompañan su clímax de una pequeña cantidad de orina, de manera que, en un primer momento, se pensaba que esa sustancia era la esencia de la eyaculación femenina. Pero otros estudios, como este, se han centrado en una pequeña glándula que segrega un líquido propio de la eyaculación femenina. Parece que la sustancia ayuda a que los espermatozoides naden hacia el óvulo. Eso sí, no todas las mujeres lo segregan, al menos de forma apreciable.
La vagina se destensa debido al sexo
Por el contrario, se ha observado que tiene la capacidad de retomar su forma habitual después de cada encuentro sexual. Eso sí, esa forma puede variar mucho de una vagina a otra.
Un estudio publicado en la revista Human Reproduction, en 2006, cartografió las vaginas de 28 voluntarias en imágenes obtenidas mediante la técnica de resonancia magnética. Los investigadores vieron que existe un patrón en las medidas, que depende de variables como la edad y la altura, pero que “no hay una descripción que caracterice la forma de la vagina”.
La circuncisión afecta a la sensibilidad
Obviamente, es un extremo difícil de medir. Pero una investigación publicada en The Journal of Urology intentó conocer recientemente hasta qué punto la idea es verídica. Reclutaron a 62 hombres, la mitad de ellos circuncidados, y les aplicaron varios protocolos para conocer su sensibilidad al dolor, al calor y al roce. Las variaciones fueron mínimas, una conclusión que, de paso, desafía la idea de que el prepucio es la parte más sensible del pene.
Los penes grandes son cosa de hombres altos
La cuestión merece una investigación seria que resarza a millones de hombres del perjuicio de habladurías infundadas. Y esa investigación existe. La revista British Journal of Urology recogió el año pasado un estudio de 15.521 penes de todo el mundo en el que cayeron muchos mitos injustos.
Cuando se trata de la nacionalidad, el trabajo asegura que no hay tanta diferencia entre los miembros viriles como se suele pensar. En reposo, la media de longitud es de 9,1 centímetros -8,1 en Nigeria, 8,2 en India, 7,7 en Corea del Sur, 8,6 en Alemania, y 9,3 en Jordania-. Otros estudios han demostrado que, para saber la talla más celosamente guardada, los zapatos no son la mejor pista.
l himen siempre se rompe la primera vez
No siempre sucede. En cualquier caso, quienes acostumbran a ver en esta membrana que cubre la entrada de la vagina un símbolo de pureza, deberían saber que puede romperse por muchos otros motivos: las actividades deportivas, al introducir un tampón o, simplemente, por casualidad.