Kirk Douglas es una de las últimas leyendas de Hollywood y superará el siglo de vida el 9 de diciembre. Como homenaje, hemos reseñado las que consideramos las diez mejores películas de este gran actor. Aunque su filmografía está repleta de títulos notables.

Cautivos del mal (1952)

Un fastuoso melodrama que recrea las interioridades del Hollywood clásico. El actor da vida a un arribista que llega a convertirse en un tiránico productor, que no duda incluso en apropiarse de proyectos ajenos.

La primera mitad del filme que recrear los entresijos de las películas de serie B es sencillamente magistral.

El gran carnaval (1951)

El nombre de Billy Wilder es sinónimo de comedia, pero en con esta película realizó uno de los dramas más negros y sórdidos de su carrera, además de un virulento alegato contra la prensa sensacionalista.

Kirk Douglas es un reportero sin escrúpulos que encuentra un filón cuando se entera de que un espeleólogo ha quedado atrapado en el interior de una cueva.

El periodista convence a las fuerzas vivas del lugar de que es mejor retrasar el rescate para forrarse vendiendo la exclusiva del suceso en directo a la televisión y la radio.

 

20.000 leguas de viaje submarino (1954)

Probablemente la mejor adaptación al cine que se ha realizado nunca de una novela de Julio Verne. Dirigida por Richard Fleischer es un delicioso filme de aventuras que se ve con gozo las veces que haga falta.

Kirk Douglas da vida al arponero Ned Land, James Mason al capitán Nemo y Paul Lukas al profesor Anorax. Completa el cuarteto protagonista un Peter Lorre en estado de gracia.

Por cierto, la química que despiden en pantalla Douglas y Lorre es realmente memorable.

 

El loco del pelo rojo (1956)

Nuevamente a las órdenes de Vincent Minnelli, el actor realizó una de sus interpretaciones más memorables dando vida al pintor Vincent Van Gogh.

Douglas supo transmitir el tormento interior de este genial artista, y fue nominado al Oscar, aunque no lo ganó.

 

Quien si se lo llevó (pero como actor de reparto) fue su compañero Anthony Quinn, que daba vida a Gauguin.

Duelo de titanes (1957)

Kirk Douglas y Burt Lancaster formaron pareja cinematográfica en cuatro ocasiones. Esta fue la primera de ellas y también la más memorables.

Se trata de un colosal western de John Sturges que recrea el legendario duelo de O.K. Corral. Douglas da vida al pistolero tuberculoso Doc Holliday, y Burt Lancaster al comisairo Wyatt Earp.

Senderos de gloria (1957)

Su primera colaboración con Stanley Kubrick fue este implacable y sombrío alegato antibelicista, con un guión escrito por Horace McCoy, uno de los grandes de la novela negra americana.

Ambientado en la I Guerra Mundial, el filme cuenta como, tras un sonado fracaso militar, el ejército francés juzga por (falsa) cobardía a cuatro soldados escogidos al azar para dar ejemplo a la tropa.

Kirk Douglas es el capitán Dax, un oficial experto en derecho que tratará de salvar a los reos de su trágico destino.

 

El compromiso (1969)

Dirigido por Elia Kazan, se trata de uno de los filmes más depresivos que he visto nunca.

El actor encarna a un hombre que, al afrontar la crisis de los 50, intenta suicidarse. Pero fracasa en su intento, y trata de buscar a su alrededor una razón, solo una para seguir viviendo.

Pero no la encuentra… Todo es vacío.

 

Espartaco (1960)

Su segundo filme con Kubrick se convirtió también en el mejor peplum de todos los tiempos. La rebelión del gladiador Tracio da pie a un filme que mezcla de forma magistral lo espectacular con emotivas escenas íntimas. Y, además, la película encierra un sesudo mensaje político, cortesía del guionista Dalton Trumbo.

 

Para redondear la jugada, Douglas (productor del filme) se rodeó de un reparto memorable e irrepetible. Lawrence Olivier, Jean Simmons, Charles Laughton, Peter Ustinov, Tony Curtis…

Los vikingos (1958)

Sin duda esta película (también de Richard Fleischer) sea uno de los mejores filmes de aventuras de toda la historia del cine.

Destaca por el vigor del relato y por el realismo con el que reconstruye el período histórico que retrata. Y también por la gran ambiguedad moral de todos sus personajes.

El día de los tramposos (1979)

¿Western, cine carcelario, comedia negra? Es difícil catalogar en un sólo género esta magnífica película de Joseph L. Mankiewicz, ambientada en un penal de Arizona a principios del siglo XX.

Kirk Douglas interpreta uno de los personajes más retorcidos de su carrera. Un convicto que manipula a todos los que tiene a su alrededor, con la (falsa) promesa de compartir con ellos el botín que tiene enterrado en algún lugar.

 

Pero sus artimañas fracasan al tropezar con el nuevo alcaide de la prisión, un hombre ético hasta la médula, interpretado por Henry Fonda, al que el dinero no le importa lo más mínimo.