Si tienes una relación poliamorosa, es muy probable que tengas un metamor. ¿Quién es esta persona y cuál es tu relación con tu metamor?

El día 28 de febrero se celebra el Día de tu Metamor, a propuesta de la NCSF y colectivos poliamorosos . Metamor es otra de las muchas palabras creadas en el ambiente de las no monogamias para ponerle nombre a experiencias que no tenían nombre hasta ahora: polícula, polifidelidad, unicornio, anarquía relacional, energía de la nueva relación 

¿Quién es tu metamor?

Si tienes una relación poliamorosa o de anarquía relacional, el metamor sería el amor de tu amor, la otra relación de la persona con quien tienes una relación. Y tú, a su vez, serías metamor de la otra relación de tu pareja. Es decir, si Ana tiene dos parejas, Bea y Carlos, (quienes no tendrían ningún tipo de relación romántica entre sí), Bea sería la metamor de Carlos y Carlos el metamor de Bea.

Metamor no es una versión modernizada de “la querida de toda la vida”, no tiene que ver con tener amantes, o como en el dicho antiguo , «ser la capilla frente a la catedral». Estamos hablando de relaciones simultáneas que no son fruto del engaño, la resignación o la imposición, sino del consenso.

El metamor es el amor de tu amor, la otra relación de la persona con quien tienes una relación

Metamor (metamour , en inglés) es un término construido con el prefijo meta- para significar “más allá”, como en las palabras metafísica, metadatos o metástasis. Es una lástima que en la traducción se pierda el juego de palabras con una palabra que ya existía previamente y en la que parece que se han inspirado, paramour, que es un término arcaico para referirse a amantes, especialmente para quienes lo eran de una persona casada, sin que su cónyuge lo supiera.

Aunque suene tan bien (met)AMOR, eso no significa que la relación con tu metamor vaya a ser todo amor, ni necesariamente buena. A veces los metamores no se caen bien entre sí, como pasa muchas veces con algún miembro de la familia con quién nos relacionamos de la forma más diplomática posible. También puede que se ignoren mutuamente, o compitan entre sí. Como en todas las relaciones humanas, la relación puede ser buena, mala, regular, o atravesar diferentes fases. El resultado en una situación tan poco común es imprevisible.

Pero a veces sucede algo entre metamores que no se da en otras relaciones: la experiencia de la poliafectividad, si traducimos literalmente el concepto polyaffective , acuñado por Elisabeth Sheff en 2006, investigadora de las relaciones poliamorosas desde los años noventa.

Los metamores y la poliafectividad

Aunque lo parezca, poliafectividad no se refiere a lo que conocemos comúnmente como afecto sino a una experiencia concreta para la que de momento no se ha encontrado una palabra mejor. Según la definen quienes la experimentan, no la sienten como amistad sino algo más profundo, pero sin ser tampoco una relación de pareja. De forma muy sucinta, Sheff la define en 2006 como “relaciones emocionalmente íntimas y no sexuales entre personas poliamorosas” (1)

Más adelante amplió la definición al referirse a una “triada poliafectiva”, definiéndola como “un grupo de tres personas que no tenían relaciones sexuales entre sí, pero que tenían relación a un nivel emocionalmente íntimo y que se consideraban familia mutuamente” (2).

La poliafectividad no se experimenta como amistad, sino algo más profundo, sin ser tampoco una relación de pareja

Recientemente, en su blog, Sheff lo expresaba como “muchas personas poliamorosas mantienen la continuidad emocional cuando cambian las configuraciones de las relaciones poniendo menos énfasis a la sexualidad. En su lugar, a menudo priorizan las relaciones poliafectivas, en las que las personas poliamorosas definen su familia eligiendo quién es parte de ella entre las personas relevantes en su vida, pero no tienen relaciones sexuales con ellas, bien porque no han tenido nunca una conexión sexual o porque su conexión sexual se ha terminado (momentáneamente o de forma definitiva) y siguen manteniendo una intimidad emocional” (3).

La poliafectividad no es un nivel más elevado, un nirvana del poliamor, un estado al que hay que llegar en las no monogamias, sino algo que a veces sucede y a veces no. Es algo que sucede fruto de la relación y circunstancias de esas personas, pero resulta muy curioso cuando se experimenta. Es raro sentir algo tan profundo, a prueba de enfermedades y malos momentos, con personas que no encajan en las dos categorías tan limitadas en que solemos clasificar las relaciones: de amistad o de pareja.

Son formas de ir creando redes familiares que, como dice Sheff, pueden ser útiles para entender de otra manera las relaciones después de un divorcio o una separación, pero donde se mantiene una crianza en común, o para quienes dependen de una misma fuente de ingresos y acaban formando una familia, o para quienes deciden serlo por mil razones, como ya es posible en un par de ciudades de EEUU desde hace unos meses .

REFERENCIAS

  1. Poly-Hegemonic Masculinities
  2. “polyaffective triad” (…) “a group of three people who were not all sexually involved, but who related on an emotionally intimate level and considered one another family” and feature a “much higher degree of emotional intimacy between the non-sexual partners”
    Fuente: Resistant Utopias: Gender Difference and Radical Queer Subjectivity in Post-Gay American Drama (Sarah Crockarell, 2013)
  3. Resilient Family Outcomes Through Polyaffectivity

Foto: Guillermo A.Passache