L a culpa de no ser un as del volante está en la mayor o menor producción genética de una proteína llamada factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés). Refuerza la conectividad entre neuronas y las mantiene en estado de alerta. El descubrimiento ha sido posible gracias a Steven Cramer, de la Universidad de California en Irvine, quien ha sometido a un test de conducción a 29 voluntarios.
Redacción QUO
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