Coloca la mano sobre la mesa como muestra la imagen e intenta mover individualmente cada uno de los dedos mientras mantienes los otros apoyados.

Si no eres un ‘bicho raro’, te habrás llevado un chasco al ‘pelearte’ con tu dedo anular.

Aunque cada dedo tiene sus propios tendones que lo conectan al músculo, en el dorso de la mano existe una conexión ‘adicional’ entre los tendones del dedo corazón y del anular que limita la movilidad de ambos dedos por separado.

Redacción QUO