Parece un juego de palabras pero no lo es, OnePlus no es un fabricante más. Un ejemplo: varias veces por año, en al menos cinco países, los desarrolladores de OnePlus se reúnen con los usuarios de sus teléfonos para escuchar sus sugerencias y pedidos y así crear la versión más adecuada de OxygenOS, la versión personalizada de Android que llevan los OnePlus.
El resultado de esta estrategia es que los usuarios pueden, por ejemplo, configurar sus propios movimientos en la pantalla para acceder a sus aplicaciones preferidas, uno de los pedidos realizados en las reuniones anuales.
Esta semana OnePlus presentó su última criatura, el 7T Pro. Si solo vemos la etiqueta, se trata de un smartphone con una pantalla Fluid AMOLED de 6,67 pulgadas, uno de los procesadores más avanzados del momento (el Snapdragon 855+), 8GB de memoria RAM y 256 de almacenamiento. Para las cámaras se ha aliado con Sony (48 MP, un telefoto de 8 MP y un ultra-angular de 16 MP. Graba vídeo en 4K a 30/60 fps, FullHD 30/60 fps y cámara lenta hasta 960 fps.
En cuanto a la cámara frontal es un pop-up o retráctil, lo que evita la necesidad de notch en la pantalla. Claro, eso sobre el papel. Pero en mano, destacan algunas características de modo notable.
Carga rápida
Desde hace dos años OnePlus se ha convertido en un referente en este apartado. En apenas una hora y poco, pasa de 0 a 100. Unos 20 minutos de carga hacen que roce el 50% (a partir de aquí la carga se hace más lenta, como en todos los móviles) y todo ello no solo gracias a la potencia del cargador, sino a un algoritmo específico que evita picos de temperatura peligrosos para la batería, manteniendo la carga en el máximo.
Cámara
Si bien en modo noche pierde un poco de fuelle (comparado con las prestaciones de los cabezas de serie de Samsung, Huawei o Apple), en el apartado de macro, retratos, estabilización de imagen y calidad de video, está muy cerca…y por un precio bastante por debajo (el OnePlus 7 Pro cuesta €759 euros). El modo SuperMacro, por ejemplo, es más que interesante.
Software
Vamos a confesarlo: este es uno de los últimos apartados en el cual nos fijamos a la hora de comprar un móvil. No hablamos del sistema operativo, sino de todo el paquete. Primero la cámara, la pantalla, el diseño, la batería, el precio… Y sin embargo, a las pocas semanas de estar con el móvil y de ver la velocidad a la que comienzan las aplicaciones (o la lentitud), de experimentar cómo la batería se acaba demasiado rápido o que soporta un uso intensivo, entonces comenzamos a pensar en el software. En el OnePlus 7T Pro, han hecho un trabajo muy preciso en este sentido. La batería nos ha durado 28 horas, sometidas a videojuegos, series (4 horas seguidas), redes sociales y búsquedas en internet… Y sin cerrar pestañas. El paso de una app a otra es muy fluido al igual que la carga de información y gráficos. El lector de huellas, otro de los puntos de mayor velocidad.
Los famosos 90Hz
Una pantalla buena no es solo una con más píxeles, mayor brillo, Full HD, AMOLED, SuperAMOLED, etc. La frecuencia de actualización de una pantalla es el ritmo al que la información visual se actualiza. Para la mayoría de las pantallas, eso ocurre unas 60 veces por segundo, es decir 60Hz. Pero la mayoría de los fabricantes ya apuestan por llegar hasta 90 o incluso 120Hz. Siendo honestos, la mayor parte de los usuarios difícilmente noten la diferencia entre 60 Hz y 90 Hz o puedan señalar que la fluidez de carga de información, cuando hacemos scroll, se debe a ello. Pero para quienes están habituados a redes sociales, trabajan con el móvil o son fanáticos de ciertos videojuegos, la diferencia es notable.
Juan Scaliter