Los microondas pueden calentar una pizza congelada y cocinar alimentos en cuatro minutos, pero no pueden evitar que se eche a perder tu helado. Esto se debe a que, para cocinar comida, un horno microondas convierte el voltaje en microondas electromagnéticas de alta frecuencia.

Las moléculas de los alimentos -sobre todo las del agua y las de la grasa- absorben esta energía que provoca que se muevan a gran velocidad, lo que hace que se calienten junto con el resto de comida. Aunque enfriar rápidamente las sobras sería muy práctico, esta operación solo funciona en un sentido, explica David Pozar, un experto en microondas y profesor emérito de la Universidad de Massachusetts. Las microondas solo pueden hacer que los átomos aumenten de velocidad, pero no que disminuyan.

Redacción QUO