Desde hace décadas, la mosca de la fruta es una de las superestrellas del mundillo científico. Está presente en todos los laboratorios del mundo y su estudio tiene implicaciones en casi todas las áreas de investigación. El problema es que el estudio de esta singular criatura es una tarea, por decirlo de una manera sencilla, lenta y monótona. Para simplificarla, un equipo de investigadores de la Universidad de Standford, en California, dirigido por Mark Schnitzer, profesor asociado de biología y de física aplicada, ha creado un microrobot que permite hacer estudios muy precisos con un gran número de moscas, llegando a estudiar mil ejemplares en tan solo diez horas. Todo un récord.
Pero la cosa no se queda ahí ya que, según sus creadores, este asombroso ingenio puede ser capaz incluso de operar el cerebro de una de estas moscas. El robot está dotado de un minúsculo tubo de succión que atrae a los insectos y los atrapa. Luego, deposita al insecto sobre una especie de plataforma con forma de bola flotante, donde toma muestras, realiza pruebas neurológicas e incluso utiliza un láser hacer complejas intervenciones quirúrgicas. Y, lo mejor de todo, es que la mosca, que no necesita ser anestesiada, parece no enterarse de nada.
Dado que el 75% de los genes humanos vinculados con enfermedades, tienen su homólogo en el genoma de la mosca de la fruta, y que el 50% de las secuencias de proteínas de este insecto tiene su correspondencia en los mamíferos, su estudio de la mosca de la fruta tiene implicaciones importantísimas en la salud humana, ya que estas investigaciones nos ayudan a entender mejor como funcionan los meanismos del envejecimiento, el cáncer o la diabetes.
Redacción QUO