En 2013, el grupo RoboBees de la Universidad de Harvard se planteó la posibilidad de crear robots abejas que pudieran efectuar una tarea similar a la de estos insectos en la naturaleza. La idea surgió por el alarmante declive en el número de abejas a nivel mundial y su importancia para la vida humana.
Desde ese momento, los expertos de este grupo han buscado dotar a sus mini drones, que pesan 80 miligramos y agitan sus alas unas cien veces por segundo, de nuevas capacidades. Y una de ellas parecería ser nadar, o mejor dicho, bucear.
Debido a su peso y su tamaño, estos pequeños insectos robóticos, no consiguen romper la tensión superficial del agua, a menos que se lancen directamente a ella. Una vez sumergidos, logran desplazarse, claro que a velocidades inferiores.
Aquí los puedes ver
Juan Scaliter
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