Hay ocasiones en las que la historia se empecina en crear culpables. Eso es precisamente lo que le sucede al pobre Austin Allegro, creado por la fábrica Leyland y votado como el peor coche de la historia, en el Reino Unido, cada vez que se realiza una encuesta.
En los diez años de producción de este bólido (más por ser una patata caliente que los diseñadores se pasaban de uno a otro que por su velocidad), entre 1973 y 1983, se fabricaron 650.000 y llegó a estar entre los 5 coches más vendidos en el Reino Unido. Tan malo no sería, no? Pues parece que las culpas se reparten entre la realidad histórica, la mala suerte y la no tan buena calidad.
Recientemente Harris Mann, el creador de la carrocería del Allegro, confesaba en una entrevista que “ le pidieron que diseñara un coche por el que no se perdiera dinero en su fabricación: sencillo y fácil de conducir. El problema fue que también querían que sea lujoso y con grandes asientos. Eso quitaba mucho espacio para el conductor. Por eso pensamos en un volante cuadrado, así habría más espacio para las piernas del conductor”.
Independientemente del buen o mal gusto en este aspecto, el Allegro resultó ser más aerodinámico cuando iba marcha atrás que en sentido normal. Se denunció que las ventanillas bajaban solas si había algún bache y que “lo único que se hizo vagamente bien, fue su pintura anticorrosiva”, según publica Richard Porter en su libro Crap Cars cuya traducción podría ser Porquería de coches.
El otro lado del Allegro es que se produjo en Inglaterra en una época muy convulsa, de “constantes huelgas – explica Mann –y los sindicatos perjudicaron mucho nuestro trabajo. La prensa aprovechó eso para hablar de la fabricación defectuosa del coche y todo se vino abajo”.
Aún hoy circulan cerca de 1.000 Allegros en el Reino Unido, muchos de ellos en circuitos turísticos para visitantes y curiosos.
Juan Scaliter