Uno de cada diez habitantes del planeta y un 33% de las escuelas no tienen acceso a agua potable según un informe de la Organización Mundial de la Salud. Ahora un equipo de la Universidad de Washington podría tener una solución.

Un equipo dirigido por Srikanth Singamaneni ha desarrollado una espuma de nanocelulosa con óxido de grafeno capaz de hacer potable aguas que ahora mismo no lo son recurriendo al grafeno pero también a la energía solar y a bacterias que producen celulosa.
“El proceso es muy sencillo – explica Singamaneni en un comunicado –. La belleza es que la red de fibra de celulosa producida por bacterias a nanoescala, tiene una excelente capacidad para llevar el agua hacia la superficie de evaporación y, al mismo tiempo, reducir al mínimo el calor que llega hacia abajo, y toda la cosa se produce en una sola toma. El diseño del material tiene una estructura de dos capas, la superior, compuesta por nanocelulosa con óxido de grafeno y otra inferior solo de nanocelulosa. Cuando el material se suspende en el agua, llega hasta la capa superior donde se evapora, ya limpia”.

El estudio, publicado en Advanced Materials, destaca que el nuevo material es extremadamente ligera y económico de hacer, por lo que es una herramienta viable para la purificación y desalinización del agua. “La celulosa se puede producir a escala masiva – añade Singamaneni – y el óxido de grafeno es extremadamente barato, se puede producir literalmente toneladas. No es difícil imaginarse haciendo enormes hojas para purificar el agua”.
La ventaja de este material es que, al contar con diferentes capas su diseño puede modificarse para conseguir nuevas propiedades. “El proceso de síntesis– concluye Pratim Biswas, coautor del estudio – permite la adición de otros materiales que aumentan la tasa de destrucción de las bacterias y otros contaminantes”.

Juan Scaliter