¿Sabéis eso que dicen las madres de: ‘¡Cuidado con lo que subes a Internet! Nunca sabes lo que puede pasar»? Pues nunca mejor dicho para este caso de asesinato ocurrido en Canadá, donde una selfie de dos amigas se convirtió en la principal prueba para conseguir acusar a una de ellas de haber matado a la otra con un arma que aparecía, precisamente, en esa imagen: un cinturón.
El caso ocurrió hace cerca de 3 años, una noche de marzo de 2015, cuando Cheyenne Rose Antoine acabó con la vida de su amiga, Brittney Gargol, estrangulándola con este arma improvisada horas después de posar para esta fotografía, la cual subió a Facebook. La acusada abandonó el cinturón al lado de la víctima y tras comprobar que era el mismo que el que llevaba horas antes, fue detenida y ha sido ahora sentenciada a 7 años de prisión.
¿Qué sucedió esa noche?
Es incomprensible que dos amigas tan inseparables (como decían que eran) llegasen a enfadarse tanto como para que una acabase con la vida de la otra horas después de subir una foto juntas con caras de felicidad. ¿Qué ocurrió para que la historia diera un giro tan inesperado?
Al parecer, la mezcla de alcohol, marihuana y una acalorada discusión provocó que Cheyenne se enfadase tanto como para usar su cinturón para acabar con la vida de su amiga. A pesar de que intentó ocultar lo ocurrido y buscó una coartada, la prueba del delito sumada a la investigación que hizo la Policía en Facebook, acabaron por sacar la verdad a la luz. Ella confesó haberlo hecho, pero no recuerda cómo se produjo.
Debido a que ha mostrado arrepentimiento y reconocer que lo que hizo estuvo mal, el juez ha decidido sentenciarla a 7 años de prisión. Una pena que resulta corta para los familiares de la fallecida.
Alberto Pascual García