Para ponérselo, los expertos del Hospital Médico Universitario de Viena han redirigido todas las terminaciones nerviosas de su brazo mediante una técnica denominada “reinervación muscular dirigida” y, tras unos meses de rehabilitación, con solo pensarlo: “Mi brazo y mi mano reaccionan de forma natural”, aseguró el joven a la BBC. La idea es que en un futuro esto sea posible también en piernas, de manera que permita andar, como si nada, a personas con movilidad reducida.
Pero esta no es la única parte de nuestro cuerpo que ya tiene un recambio artificial. En la Universidad de Princeton se ha creado una oreja, producida por una impresora en 3D y dotada de un sensor, que permitirá a quien la lleve percibir frecuencias incluso fuera del alcance del oído humano. También de una impresora en 3D salen los ojos artificiales de John Stolpe, un oculista de Los Ángeles que crea réplicas del ojo original, y la empresa Argus ha creado un ojo biónico que permite distinguir objetos a implantados completamente ciegos.