El motor del VW Golf GTE híbrido y enchufable y los corazones de nuestros lectores han latido juntos por primera vez en la historia. Hemos descubierto qué emociones recorren el cerebro de un conductor hasta llegar a su corazón. Todo ello ha sido posible gracias a un automóvil muy especial, un híbrido capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 7,6 segundos. Para llegar a nuestra meta contamos con la ayuda de Sekg, una innovadora empresa de análisis neuronal.
El primer paso consistió en convocar a los lectores a través de las redes sociales. Para algunos, el Golf fue su primer coche en carretera, para otros este modelo icónico siempre ha sido un deseo. Sea como fuere, todos ellos iban a ponerse por primera vez a los mandos de la versión GTE híbrido y enchufable. En esta aventura, hemos utilizado herramientas como imágenes en 3D del cerebro, bandas pectorales de frecuencia cardíaca, GPS de rastreo, medidores de la actividad electrodérmica y de la conductividad de la piel y otros sensores. Además contamos con la colaboración de Andy Soucek, embajador del Golf GTE y piloto profesional.
El punto de encuentro para la prueba fue el circuito de Castellolí en Barcelona, réplica de un circuito de Fórmula 1 para amantes de la velocidad. Allí recreamos situaciones extremas como slalom con conos, aceleración a fondo, derrapes controlados o conducción sobre firmes deslizantes. “Con nuestro método de estudio podemos valorar el impacto emocional de conducir en modo eléctrico y GTE”, señala Aleix Canals, técnico de Sekg. Los lectores de QUO Antonio Roig, Alejandro Omist, Víctor Llari y Conxi Romeu reconocen con el corazón haber participado en una experiencia que formará parte de su memoria emocional durante largo tiempo. Ya viven conectados al futuro.
Cómo se gestionan tus emociones
En la imagen, de izda. a dcha.: Vuelta de reconocimiento, vuelta modo eléctrico y vuelta modo GTE. Nos centramos básicamente en medir el valor de la frecuencia cardíaca en pulsaciones por minuto. Sin lugar a dudas, la vuelta en modo GTE es la que presenta un índice mayor de excitación en más franjas del circuito. La curva deslizante y el slalom con conos concentraron el mayor índice de adrenalina entre los voluntarios.
Nuestros voluntarios disfrutaron el poder de un motor de 204 CV que acelera de 0 a 100 km/h en tan solo 7,6 segundos. Su ritmo cardíaco se aceleraba en cada curva del circuito.
Antonio Roig, ingeniero de puertos y caminos, de 43 años, reconoce que el corazón se le aceleró cuando entró en la zona de poca adherencia. “El coche se me fue un poco”, señala. Su ritmo cardiaco se incrementó hasta alcanzar las 112 pulsaciones por minuto cuando en estado de reposo no supera las 78. Antonio Roig también experimentó una gran excitación cuando aceleraba en modo GTE. Dentro del marco de las respuestas biométricas, se observa gran seguridad en la forma de conducir.
»Mejor la zona deslizante»
Alejandro Omist, diseñador gráfico, de 42 años, no deja lugar a dudas. Era la primera vez que conducía en un circuito con zona deslizante y se entregó a ella cada vez que la alcanzaba. En su ficha de variabilidad cardíaca se observa un alto nivel de estrés justo al llegar a dicha zona, lo que muestra su falta de costumbre a este tipo de ruta. Mientras que en la vuelta de reconocimiento su frecuencia cardíaca era de 70.9, en modo eléctrico llega a 80.2 y a 88.5 en la vuelta modo GTE.
En las mediciones que se le han llevado a cabo, Víctor Llari, responsable comercial, de 41 años, muestra un fenómeno curiioso. Su nivel de estrés se dispara cuando entra en una curva deslizante y se va relajando cuando alcanza la mitad de la zona. Al conducir en modo GTE, alcanza las 111 pulsaciones por minuto. El ritmo cardiaco de Víctor Llari se mantiene estable hasta que acelera al llegar a la zona de slalom con conos. Aquí se dispara su atención.
Conxita Romeu, que tiene 42 años y trabaja en el sector del turismo, también califica la experiencia como única al tiempo que aparece bordado un corazón en su camiseta. Su métrica analizada refleja un alto nivel de reacción emocional en los momentos de frenado, más incluso que cuando aceleraba el automóvil. En reposo, Conxita tenía 95 pulsaciones por minuto, cifra que se incrementaba hasta las 145 pulsaciones en modo GTE. Su grado de excitación fue constante a lo largo de toda la prueba durante la mañana.