No ha podido ser. El rover Opportunity, de misión en Marte desde 2004, ya no da señales de vida. Al parecer, la enorme tormenta de polvo que asoló la zona el pasado junio de 2018 afectó al vehículo robotizado más de lo que se pensaba. A pesar de que han tratado de reactivarlo en más de 835 ocasiones, ayer fue el último intento y se ha dado por «muerto», cerrando así unos 15 años de misiones diferentes en la superficie marciana. Ahora se convertirá en un nuevo objeto más de basura espacial el cual, quién sabe, pueda ser encontrado por humanos de visita al planeta rojo en un futuro.
Su cuenta oficial de Twitter, la misma en la que se anunciaba el deceso de esta misión que iba a durar en un principio tan solo 90 días, ha sido también la encargada de recordar al mundo la importancia de esta misión.
Durante este tiempo, Oppy (como le conocen en la NASA), ha sido capaz de demostrar que hace millones de años, Marte tenía grandes cantidades de agua líquida. De ahí estas piedras en forma de esfera a las que llamaron «blueberries» (arándanos).
También recordaron que este rover logró recorrer una distancia mayor que un maratón y marcar un récord de conducción fuera de la Tierra, detectando en su camino remolinos de polvo.
Nos mostró la belleza de Marte, desde su azulado amanecer hasta su azulado atardecer.
Incluso vivimos juntos su momento más crítico y que le ha llevado a este cierre de misión: la gran tormenta de arena de junio de 2018 que lo volvió todo oscuro.
De esta manera, se une a su robot gemelo Spirit, el cual acabó congelándose de frío en 2010, durante un invierno marciano atrapado en la arena. Como no podía reconducirse para captar la luminosidad del Sol, el vehículo dejó de funcionar. y sucumbió a la «muerte». Mientras tanto, desde entonces, Oppy ha estado solo, pero ha sabido compensar con creces su pérdida y nos ha acercado aún más a este planeta tan desconocido.
Si quieres dar las gracias, como lo han hecho desde la NASA, solo tienes que entrar en Twitter y escribir tu homenaje a traves de la etiqueta #ThanksOppy.
Alberto Pascual García