Este general, líder del golpe de Estado de 1936 y fallecido en accidente en esos días, era un monárquico declarado, pero sus actuaciones no siempre se ajustaron a sus palabras.
Los manifiestos lanzados por los rebeldes no hacían mención a una reinstauración monárquica, y entre los líderes de la insurrección había militares abiertamente republicanos, como Miguel Cabanellas, y otros nada partidarios de la monarquía, como Emilio Mola. Sanjurjo, siendo director de la Guardia Civil en 1931, más bien ayudó a la llegada de la II República, en vez de defender a Alfonso XIII.
Redacción QUO