Aunque ya llevamos años ‘lanzando’ personas al espacio exterior, cada vez es más frecuente que las estancias se hagan más largas con el fin de desarrollar ambiciosos proyectos que benefician a todos los terrícolas excepto, a los propios astronautas. Según un nuevo estudio publicado este mes de noviembre en la Revista The Faseb Journal, la microgravedad acelera el envejecimiento biológico.
El estudio, que ha analizado las células endoteliales de los astronautas que viven en la Estación Espacial internacional (ISS) in situ, no ha dejado lugar a dudas: las secuelas de viajar al espacio, y más durante largos periodos de tiempo, es perjudicial para nuestros ‘viajeros espaciales’. No es algo que deba sorprendernos. En 2010, la Universidad de Milwaukee (Wisconsin), publicó una investigación que se había llevado a cabo con un grupo de astronautas que había permanecido seis meses en la ISS. Les practicaron una biopsia tanto a la ida como cuando regresaron a nuestro planeta. En el viaje, habían perdido más de un 30% de su fuerza muscular, lo que convertía a personas de 30 o 40 años en ancianos de 80.
Según Silvia Bramante, una de las investigadoras principales del nuevo estudio sobre los efectos de la microgravedad en el envejecimiento biológico, «nuestro estudio respalda aún más el papel del estrés oxidativo en la aceleración del envejecimiento y la enfermedad«. «Nuestra evolución personal ha dependido estrechamente de la gravedad para poder regular eficazmente nuestra biología, y sin ella, nuestros tejidos se confunden. Lo peor de todo: ¡envejecen mucho más rápido!».
Pero la fuerza muscular y el rápido y forzado salto a la tercera edad no son las únicas secuelas con las que tienen que lidiar los astronautas. Sus huesos acaban sufriendo cierta desmineralización. También, según declaraba Robert Thirsk, astronauta y médico de la NASA: «se produce un debilitamiento del sistema inmune, alteración de la tensión arterial, y trastornos del sueño«. Además de la imprescindible preparación previa, los expertos recomiendan a los astronautas ciertos ejercicios para prevenir, en la medida posible, los efectos de un viaje espacial. Aunque, por desgracia, aún no han encontrado la forma de aislarles por completo de las secuelas que ocasiona en nuestro organismo la falta de gravedad.
No sé si los que tienen pensado viajar a Marte para no volver saben esto. Aunque claro, allí dudo que necesiten cremas antiarrugas.
Redacción QUO