De acuerdo con un reciente informe publicado en CA: A Cancer Journal for Clinicians, el cáncer ha disminuido un 25% en la tasa general de mortalidad en Estados Unidos entre 1991 y 2014. Esta caída equivale a 2,1 millones de muertes por cáncer menos entre dichos años.
La tasa de mortalidad por cáncer descendió desde su máximo de 215,1 por cada 100.000 habitantes en 1991 a 161,2 en 2014, el último año del que los expertos tenían datos para analizar. Según sus conclusiones, la disminución es el resultado de una reducción constante del tabaquismo y de los avances en la detección temprana y el tratamiento.
En él se señalan también importantes disparidades de género en cuanto a incidencia y mortalidad. La tasa de incidencia de cáncer es 20% más alta en hombres que en mujeres, mientras que la de mortalidad es 40% más alta en hombres. Estas diferencias podrían tener que ver con los diferentes tipos de tumores y los órganos a los que afectan. Por ejemplo, el cáncer de hígado, un cáncer muy mortal, es tres veces más común en hombres que en mujeres. Las disparidades más notorias tienen relación con el cáncer de esófago, laringe y vejiga, para los cuales la incidencia y las tasas de mortalidad son aproximadamente 4 veces más altas en ellos. Las tasas de incidencia de melanoma son aproximadamente un 60% más altas en los hombres que en las mujeres, mientras que las tasas de mortalidad por melanoma son más del doble en los hombres que en las mujeres.
Las estadísticas que hablan de disminución no coinciden, desafortunadamente, con las cifras globales. En todo el mundo, en el año 2000 fallecieron unas 7 millones de personas por tumores oncológicos, mientras que en 2012, según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cifra sobrepasaba los 8 millones. De hecho, este último informe de la OMS, afirma que se espera que el número de nuevos casos aumente en un 70% durante las próximas dos décadas
Juan Scaliter