El caso de Eden Carlson puede calificarse de un auténtico milagro. Se trata de una niña de dos años de Arkansas que, el pasado mes de febrero, estuvo a punto de morir ahogada en la piscina de su casa. La niña pasó quince minutos en el agua antes de que su madre se diese cuenta de que había sufrido un accidente. Cuando llegaron los servicios de emergencia su corazón ya no latía. Pero las maniobras de reanimación consiguieron que, al cabo de dos horas, la pequeña volviera a la vida.
Desafortunadamente, la niña presenta secuelas cerebrales graves, que afectaban a sus capacidades motoras y cognitivas. Pero si su reanimación había sido casi milagrosa, la pequeña Eden iba a experimentar una recuperación igual de prodigiosa e inesperada.
La paciente fue sometida en el LSU Health New Orleans School of Medicine a una terapia con oxígeno hiperbárico. Se trata de un tratamiento en el que se le suministra al paciente oxígeno 100% puro, generalmente en una cámara presurizada. habitualmente se utiliza para cicatriza heridas graves, pero también se emplea en otro tipo de casos, como el de infecciones cerebrales.
El caso es que tras 39 sesiones, la pequeña Eden ha experimentado una asombrosa recuperación de sus capacidades cognitivas y motoras, aunque todavía presenta un nivel bajo de daño cerebral.
Los resultados de esta terapia han sido publicados en Medical Gas Research. Pero, tal y como advierten los artífices de la misma, se trata de un caso único, así que no hay evidencia científica suficiente para poder afirmar que este tipo de tratamiento es útil para revertir daños cerebrales, ya que pueden haber influido otros muchos factores que no se hayan tenido en cuenta.
Fuente: ScienceAlert.
Vicente Fernández López