La adolescencia es una etapa de grandes cambios, tanto físicos como emocionales. Un período en el que los chavales comienza a desarrollar conductas y comportamientos que, a los ojos de los adultos, pueden resultar caprichosos o incluso incomprensibles, y en el que también se pone de manifiesto la tendencia a distanciarse de los padres, a dejar de confiar en ellos.
Desde siempre, hemos tendido a vincular esas conductas con los cambios hormonales que se producen en el organismo de los adolescentes. Pero, tal y cómo ha revelado un estudio realizado por la Universidad de Buffalo, puede ser que esa no sea la causa más importante. O, al menos, que no sea la única.
Los investigadores realizaron un experimento con ratones siberianos. En esta especie, los ejemplares que nacen al inicio de la temporada de cría, cuando los días son más largos, pasan la pubertad muy rápidamente para reproducirse en ese mismo año. En cambio, los que nacen al final de la misma, cuando los días son más cortos, tienen una pubertad más larga para no tener que reproducirse en invierno.
Los autores del estudio analizaron entonces cuanto tiempo tardaban unos y otros en abandonar el grupo familiar y buscar su propio territorio. Si esa conducta estuviera regida por las hormonas, los del primer grupo tendrían que hacerlo antes, y los del segundo, más tarde. Pero lo que observaron fue que ambos tardaban practicamente lo mismo.
Para los investigadores esto significa que hay otros factores al margen de los hormonales que determinan el comportamiento de los ratones durante la pubertad.
Fuente: Science Daily.
Vicente Fernández López