Las entrada de público a las cuevas de Altamira, incluso en número restringido, constituye una amenaza para las pinturas patrimonio de la Humanidad que adornan su interior. Es la conclusión a la que llega un estudio del CSIC publicado hoy en la revista Science.
Las cuevas han cerrado al público en dos ocasiones. La primera entre 1977 y 1982 y la segunda desde 2002 hasta la actualidad. Ambos cierres fueron provocados por el daño que el tránsito de público y la iluminación asociada al mismo originaba en las pinturas. En el período intermedio, las visitas se restringieron a 11.000 visitantes al año en un principio, y más tarde a 8.500.
El principal problema lo constituyen las colonias de bacterias y hongos que habitan en la cueva y que ya se manifestaron en forma manchas verdes sobre los rojos bisontes de la Sala Polícroma antes del primer cierre.
Con la cueva aislada, esos organismos tienen muy pocas probabilidades de proliferar, pero la entrada de personas les proporciona más luz y nutrientes, que llegan en forma de partículas en suspensión, así como variaciones en las condiciones de humedad, temperatura, concentración de CO2. “Un solo visitante provoca el desplazamiento del aire a lo largo de todo el trayecto de la visita y su entrada por las zonas más colonizadas favorece el progreso de la masa de aire con micropartículas hacia el interior: agua, polvo, bacterias y esporas de hongos, etc.”, asegura Cesáreo Saiz-Jiménez, investigador del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (CSIC) y primer autor del estudio. De esta forma, los microorganismos se expanden con facilidad desde la zona de entrada, donde son más abundantes, al interior de la cueva en el que se encuentran las pinturas.
A pesar de que la situación ha mejorado desde 2002, “ aún está muy lejos de estar solucionada” , nos dice Saiz-Jiménez. Si bien los microbios no han seguido proliferando en techos y paredes “es necesario más tiempo de observación para ver como se adaptan las poblaciones microbianas a la nueva situación y pensar en nuevas medidas correctoras”, añade.
El estudio viene a confirmar los resultados de otro informe del CSIC realizado en 2009 en el marco del acuerdo entre esta institución y el Ministerio de Cultura para la monitorización de las condiciones en la cueva. Sin embargo, en junio de 2010 la ministra de Cultura, Ángeles Gonzalez-Sinde y el entonces presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. expresaron el deseo de reanudar la apertura al público, que constituiría un impulso económico para la zona. En esa ocasión anunciaron su intención de convocar un comité internacional de expertos para evaluar la conveniencia de tal propuesta.
De momento, seguimos contando con la posibilidad de contemplar una réplica exacta de las pinturas creadas hace 14.000 años en la Neocueva, situada a sólo 2 km de la original. Sin temor a perjudicar una obra que llegó hasta nosotros gracias a las privilegiadas condiciones de aislamiento de su entorno.
Pilar Gil Villar