Aunque una vida larga es una característica que tiende a darse en familias, la genética tiene una influencia mucho menor de lo que se pensaba, según afirma un reciente estudio, publicado en Genetics, a partir de una base de datos de más de 400 millones de personas. Los resultados sugieren que la heredabilidad de la esperanza de vida está muy por debajo de las estimaciones anteriores, que no tuvieron en cuenta nuestra tendencia a seleccionar parejas con características similares a las nuestras.
La heredabilidad es una medida de cuánto de la variación en un rasgo, en este caso la esperanza de vida, puede explicarse por diferencias genéticas, en oposición a diferencias no genéticas como el estilo de vida o factores socioculturales. Las estimaciones anteriores oscilaban entre el 15 y el 30%.
A partir de 54 millones de árboles genealógicos públicos, que representan un total de seis mil millones de antepasados, los investigadores eliminaron las entradas redundantes y las de personas que aún vivían para alcanzar un conjunto de genealogías que incluían a más de 400 millones de personas, cada una conectada a otra por una relación padre-hijo o una relación de pareja. Luego, el equipo pudo estimar la heredabilidad al examinar la similitud de la esperanza de vida entre los parientes.
«Podemos aprender muchas cosas sobre la biología del envejecimiento a partir de la genética humana – explica Catherine Ball, líder del estudio –, pero si la heredabilidad de la esperanza de vida es baja, reduce nuestras expectativas sobre qué tipo de cosas podemos aprender y qué tan fácil será. Los positivo es que nos ayuda a contextualizar las preguntas que debemos formular al estudiar el envejecimiento”.
Juan Scaliter