Los rumores sobre las especificaciones de los nuevos teléfonos de Google, el Pixel 3 y el 3 XL, llevaban semanas en la prensa. Se sabía su tamaño (5,5 y 6,3 pulgadas), la capacidad de su batería (justo en el límite de los 3.000 mAh y de la capacidad de un móvil de alta gama), detalles de la resolución de pantalla, el procesador (el Snapdragon 845 de Qualcomm) y una memoria RAM de 4 GB.
Pero hay cosas que no se sabían. Por ejemplo, que se convertiría en el primer teléfono que atiende el teléfono. El Pixel 3 incorpora una función, para cuando no podemos o queremos atender una llamada, que responde por nosotros preguntando nombre y motivo de la llamada y transcribe, en tiempo real, la respuesta para que podamos leerla y decidir qué hacer.
Tiene un interesante modo bautizado Flip to Shhh (en español lo han llamado Girar para silenciar) que consiste en ponerlo pantalla hacia abajo para que todas las notificaciones se silencien.
También se anticipaba que llevaría una cámara a la altura del Pixel 2, la versión anterior, muy bien valorada por los expertos. En lo estrictamente técnico, las cámaras del Pixel 3 tienen una resolución de 12,2 MP y 8 MP para a frontal. Esta última, la cámara selfie, por así decirlo, lleva un gran angular con un campo de visión de pantalla de 107°, suficiente como para comenzar a olvidarse del incómodo palo selfie.
Pero hubo, en la presentación realizada en Nueva York, otras sorpresas. Entre ellas podemos señalar que incorpora la tecnología Google Glass directamente. Esto permite obtener información de todo lo que veamos en la cámara, sea un objeto o producto que nos gusta (y dónde comprarlo) como una atracción turística.
También incluye la función Mejor Toma: mediante inteligencia artificial se analizan las imágenes para tomar la fotografía más adecuada, aún cuando hayamos pulsado el botón una milésima después de la acción.
El modo Photobooth (Fotomatón), actúa como un temporizador que dispara la cámara no cuando pasan cinco o diez segundos, sino cuando la gente sonríe, hay un grupo de personas o aparece una mascota.
Tiene un autofoco que detecta el protagonista de una acción y lo persigue, perfecto para fotografiar mascotas o niños que no se quedan quietos.
Y, por último es capaz de configurar la profundidad de campo en los retratos, algo que ya habían conseguido otros teléfonos, pero con una sutil diferencia: el Pixel 3 puede hacer que el fondo sea lo que está enfocado y el sujeto borroso y también permite que el protagonista sea lo único que se vea en colores, en la imagen.
A partir del 1 de noviembre estará disponible en España.
Juan Scaliter