Acudir a un gimnasio tiene sus riesgos: los innumerables saltos, levantamientos y rutinas pueden dañar el cuerpo y producir lesiones. Pero hay otro riesgo invisible: el equipo utilizado en los entrenamientos, principalmente las colchonetas usadas en diferentes rutinas, contiene sustancias químicas retardantes de llama que se acumulan en el aire y terminan en el cuerpo de los atletas. Esta familia de productos químicos se añaden a los materiales combustibles (como las mencionadas colchonetas de poliuretano) para evitar incendios o disminuir la propagación del fuego. En la industria los más habituales son los retardantes de llama bromados que, como su nombre indica, llevan bromo y son compuestos neurotóxicos.

Estudios anteriores habían demostrado niveles hasta 6 veces superiores a la población general presente en los gimnasios, particularmente en las colchonetas. Debido a que estos materiales se utilizan principalmente en polímeros y materiales combustibles, las mancuernas, las máquinas de pesas y otros elementos principalmente metálicos, no los contienen, pero sí puede estar presente en los suelos acolchados, colchonetas usadas en gimnasios y en los parques de trampolines, unos recintos que son cada vez más populares en España y que llegan a conectar más de 50 camas elásticas entre sí en un espacio que excede los 3.000 metros cuadrados

Ahora un nuevo estudio, publicado en Environment International, muestra que reemplazar las colchonetas de espuma con alternativas libres de químicos puede reducir significativamente la exposición de los deportistas a estas sustancias. Los autores, liderados por Courtney Carignan, observaron una disminución de 5,4 veces en los niveles de retardantes de llama que se habían acumulado en las manos de los gimnastas durante la práctica de deportes, lo que sugiere que reemplazar los colchones con alternativas libres de retardantes de llama es una estrategia efectiva para reducir la exposición.

Los investigadores dicen que los hallazgos también podrían tener implicaciones para otras instalaciones recreativas, incluidos los parques de trampolines o camas elásticas y los gimnasios de escalada que también cuentan con este tipo de colchonetas.

Los retardantes de llama se extienden por las instalaciones donde pueden ingerirse e inhalarse y absorbidos por la piel. Los autores del estudio señalan que estos químicos se han asociado con efectos a la salud, como problemas de tiroides, trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), aumento de peso, infertilidad y cáncer.

“Los deportistas, en particular aquellos que utilizan frecuentemente este tipo de material de gimnasios, están especialmente en riesgo porque son vulnerables a la exposición a sustancias químicas”, concluye Carignan.

La alternativa más viable, es el proyecto DEROCA (siglas de Desarrollo de materiales ignífugos seguros y ecológicos basados en co-aditivos CNT para polímeros básicos) de la Comisión Europea. El proyecto utiliza nanotubos de carbono entre otros materiales, en sistemas de capas ignífugas.

El estudio no significa que los gimnasios sean sitios peligrosos, lo que sí destaca es que el uso de ciertos químicos presentes en los materiales combustibles, son potencialmente dañinos, sobre todo para los más pequeños.

Juan Scaliter