Ayunar desde el amanecer hasta el atardecer, durante 30 días, aumenta los niveles de ciertas proteínas que juegan un papel crucial en la mejora de la resistencia a la insulina y protegen contra los riesgos de una dieta alta en grasas y azúcar. Esa es la conclusión de un estudio presentado en la Digestive Disease Week 2019 (Semana de Enfermedades Digestivas). El estudio, que se basó en las prácticas de ayuno de Ramadán, ofrece un nuevo enfoque de tratamiento potencial para las afecciones relacionadas con la obesidad, incluida la diabetes, el síndrome metabólico y la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD por sus siglas en inglés).

«De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud, la obesidad afecta a más de 650 millones de personas en todo el mundo, lo que los pone en riesgo de padecer diversas afecciones de salud – explica Ayse Leyla Mindikoglu, líder del estudio – . La alimentación y el ayuno pueden afectar significativamente la forma en que el cuerpo produce y usa aquellas proteínas fundamentales para disminuir la resistencia a la insulina y mantener un peso corporal saludable. Por lo tanto, tanto el momento del ayuno, como su duración, pueden ser factores importantes a considerar para las personas que luchan con la obesidad. condiciones «.

El estudio incluyó a 14 individuos sanos que ayunaron (sin comida ni bebida) aproximadamente 15 horas al día desde el amanecer hasta el atardecer, durante los 30 días del Ramadán. Los investigadores recolectaron muestras de sangre de los voluntarios antes de comenzar el ayuno religioso, nuevamente en la cuarta semana de ayuno, y una semana después del ayuno. Las muestras de sangre obtenidas mostraron niveles elevados de tropomiosina (TPM) 1, 3 y 4, proteínas que desempeñan un papel determinante en el mantenimiento y reparación de células sanas, importantes para la respuesta del organismo a la insulina.

En particular el TPM3 ejerce un papel clave en el aumento de la sensibilidad a la insulina, que permite que las células del cuerpo utilicen la glucosa en la sangre con mayor eficacia. Los hallazgos mostraron un aumento significativo en los productos de la proteína del gen TPM3 entre el inicio del ayuno y la prueba una semana después. Se encontraron resultados similares durante ese período para los productos de proteínas del gen TPM1 y TPM4.

«Estamos en el proceso de expandir nuestra investigación para incluir a personas con síndrome metabólico y NAFLD para determinar si los resultados son consistentes con los de las personas sanas – añade Mindikoglu –. Sobre la base de nuestra investigación inicial, creemos que el ayuno de la madrugada al atardecer puede proporcionar una intervención rentable para quienes luchan con enfermedades relacionadas con la obesidad».

Juan Scaliter