Las Líneas de Nazca, en las llanuras desérticas del sur de Perú, son uno de esos grandes misterios sin resolver. De todos los geoglifos, las 16 aves representadas en estas enigmáticas líneas son las que con más frecuencia han disparado la imaginación humana durante siglos, incluida la de muchos ufólogos que han querido ver en ellas gigantescas pistas de aterrizaje para extraterrestres. Un grupo de ornitólogos japoneses, dirigidos por la profesora Masaki Eda, del Museo Universitario de Hokkaido, en Japón, se han tomado su tiempo para identificar con mayor precisión estos dibujos y sus resultados acaban de aparecer en Journal of Archeological Science Reports.

Eda y sus colegas Takeshi Yamasaki, del Instituto de Ornitología de Yamashina, y Masato Sakai, de la Universidad de Yamagata en Japón, han aplicado un enfoque taxonómico para identificar los 16 geoglifos de aves entre más de 2.000 dibujos presentes en el área, estudiando las relaciones entre los organismos y su historia evolutiva. “Hasta ahora, las aves en estos dibujos han sido identificadas en base a impresiones generales o unos pocos rasgos morfológicos presentes en cada figura. Observamos de cerca las formas y tamaños relativos de los picos, cabezas, cuellos, cuerpos, alas, patas y colas de las aves. Y los comparamos con los de las aves modernas en Perú”, explica Eda.

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MASAKI EDA

Como consecuencia, una de las figuras más famosas, un colibrí de unos 50 metros de largo, fue la primera en caer de su árbol de especies. Debido a su pico largo y delgado, patas cortas, tres dedos en la misma dirección y cola larga, el colibrí, previamente identificado así, ha sido reclasificado como un ermitaño. Otros dibujos de aves que se cree que son cóndores o flamencos no tenían las características esenciales para validar tales identificaciones, pero eran demasiado inconsistentes con las aves peruanas modernas como para justificar una nueva clasificación. “Las gentes de Nazca que dibujaron las imágenes pudieron haber visto pelícanos mientras recolectaban comida en la costa. Nuestros hallazgos muestran que dibujaron aves exóticas, no aves locales, y esto podría darnos una pista de por qué las dibujaron”, señala Eda.

Los investigadores tienen la esperanza de ir más allá e identificar todas las figuras que aún faltan al compararlas con las aves en la cerámica exhumada en la región y que datan de la misma época. Mientras, el nuevo interrogante es cómo pudo la cultura nazca reproducir imágenes de unos pájaros que no vivían en sus tierras. ¿Tanto significado tenían como para perpetuarlos en el suelo?

Marian Benito