Los expertos no se ponen de acuerdo sobre su utilidad: según unos, era un arma para cazar, y según otros, un juguete.
El más común consiste en una hoja de madera doblada, con dos extremos que forman entre sí un ángulo que puede ir de 90 a 160º. Cada uno de estos extremos o alas es plano en su cara inferior y curvado en la superior, aunque la curvatura sigue direcciones distintas en los dos. Ésta es una de las causas de que el bumerán no vuele en línea recta, sino describiendo un círculo.
Además, cuando se lanza –en vertical– se mueve hacia adelante, pero el ala que está arriba gira hacia adelante, mientras que el ala que está abajo lo hace hacia atrás. De este modo, la primera se mueve más rápido a través del aire y sufre una mayor presión. Esta fuerza ejercida en la zona superior influye en todo el bumerán, que empieza a girar poco a poco hacia un lado y, al mismo tiempo, se va inclinando hasta regresar, totalmente horizontal, a quien lo ha lanzado.
Redacción QUO