El pasado 6 de agosto, el rover Curiosity cumplió un año sobre el Planeta Rojo. Hoy, varios artículos publicados en la revista Science nos proporcionan el primer cargamento de resultados científicos a partir de las muestras recogidas y analizadas por los complejos instrumentos a bordo del robot en sus primeros 100 días. En su zona de estudio, el cráter Gale, situado cerca del ecuador de Marte, ha detectado una roca desconocida hasta ahora, un 2% de agua en el regolito (el fino polvo que cubre su suelo) y una diversidad de minerales mayor de la esperada.

Cinco equipos pertenecientes al Mars Science Laboratory (MSL, nombre técnico del proyecto) han interpretado los datos y los ofrecen ahora al mundo. El más llamativo: la presencia de un 2% de agua en el suelo. El equipo de Laurie Leshnin la ha detectado con ayuda del instrumento SAM. Al calentar muestras en ausencia de oxígeno para ver qué gases liberan han encontrado tanto agua y otros compuestos, como CO2. Aunque ya se sabía de la existencia de agua en los polos marcianos, la investigadora declara en una nota de prensa emitida por el Rennselaer Polytechnic Institute, para el que trabaja , que “ahora sabemos que debería haber agua abundante y fácilmente accesible en Marte. Cuando enviemos gente allí, podrían tomar suelo de cualquier parte de la superficie, calentarlo un poco y obtenerla”.

Sin embargo, otro de los hallazgos puede revestir aún más interés para la comunidad científica: la presencia de una roca conocida como «Jake Matijevic”, en honor a uno de los ingenieros que desarrollaron el Curiosity, fallecido días después de que éste aterrizara. Pertenece al tipo de rocas que forma el magma al enfriarse y presenta una composición jamás vista antes ni en este planeta, ni en ninguno de los meteoritos marcianos conocidos. Según el equipo que la ha detectado, dirigido por Edward Stolper, se asemeja a un tipo de roca, la mugearita, presente en islas volcánicas y fallas de la Tierra.

Igualmente destacable es la presencia de dos tipos principales de suelo, con granos finos y más toscos, respectivamente. El primero, muy generalizado en la superficie de Marte, tiene una alta composición de hidrógeno, por lo que podría constituir la principal fuente de la hidratación que se había detectado en los análisis del planeta realizado por instrumentos en órbita. Para identificarlos, el equipo dirigido por Pierre-Yves Meslin se ha servido del instrumento ChemCam, con el que se puede apuntar a una roca o suelo a 13 m, lanzar un rayo láser para vaporizar un pequeño fragmento y recoger el espectro de luz emitida por los minerales vaporizados.

Jesús Martínez-Frías, investigador del Instituto de Geociencias (IGEO) y miembro del equipo científico del MSL, destaca la importancia de los estudios isotópicos, “que nos dicen de dónde proceden los elementos que se han encontrado”, así como el nuevo tipo de roca y la presencia de los distintos tipos de suelo “ya que nos hablan de una evolución en el planeta mucho más interesante de lo que pensábamos. El hecho de que la diversidad geológica sea más variada de lo que pensábamos nos ofrece más posibilidades para estudiar los procesos que existen en el planeta, pero también implica mayor probabilidad de que existan formas de vida”.

Más allá de estos descubrimientos, el experto en geología planetaria destaca los resultados como un testimonio de que los “complejos y sofisticados laboratorios remotos a bordo del Curiosity están funcionando y realizando análisis muy complejos, las cosas están saliendo bien”.

Pilar Gil Villar