Tres físicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, Jordi Prat-Camps, Carles Navau y Álvaro Sánchez, han logrado la meta de muchos científicos, incluido Einstein y el sueño de todos los amantes de la ciencia ficción: han construido un agujero de gusano en un laboratorio y han utilizado la invisibilidad para ello.
Pero vamos por pasos.

En 1935 Albert Einstein y Nathan Rosen se dieron cuenta que la teoría general de la relatividad permitía la existencia de puentes que unieran dos puntos diferentes en el espacio-tiempo. Estas conexiones se bautizaron como Puentes de Einstein-Rosen y son popularmente conocidos como agujeros de gusano y posibilitarían el traslado instantáneo entre dos puntos separados por distancias enormes, aún en términos astronómicos. Primer problema, son muy pequeños y no cabe un viajero del espacio.

Segundo detalle: para que sea un agujero de gusano, basta con que conecte dos regiones diferentes del espacio…nadie habló de distancia mínima. Y, finalmente,una tercera aclaración: lo que han hecho estos físicos españoles es enviar un campo electromagnético a través de un puente de Einstein-Rosen.
Se podría decir que todo comenzó en 2007. Ese año, un trabajo publicado en Physical Review Letters señalaba la posibilidad de construir un agujero de gusano utilizando metamateriales (materiales cuyas propiedades se basan en su diseño y no en su composición). El artículo hablaba de túneles de invisibilidad “en los que las ondas electromagnéticas se propagan en los extremos, pero ni el túnel ni las ondas son detectables”. En cierto sentido se hablaba de la capacidad de hacer un agujero de gusano invisible gracias a los metamateriales.
Los físicos españoles pensaron que esto no solo era posible, sino que había que realizarlo. El primer paso fue construir un objeto de tres capas que consiste en dos esferas concéntricas y en el interior un cilindro. Este estaría a cargo de transmitir el campo magnético de un extremo al otro, mientras que las otras dos capas lo ocultan.
El cilindro interior se hace de un mu-metal ferromagnético. Mientras los mu-metales tienen una alta permeabilidad magnética, los materiales ferromagnéticos representan la forma más fuerte de magnetismo. La esfera interior está compuesta de un material superconductor y la exterior de 150 piezas de otro mu-metal que evita que el campo magnético se desvía debido a los superconductores. Todo esto se “sirve” bañado ennitrógeno líquido ya que los superconductores necesitan temperaturas muy bajas.
Habitualmente un campo electromagnético emite una radiación que es detectable, sin embargo, con este agujero de gusano de laboratorio, solo era posible detectarlo cuando entraba y cuando salía del túnel. Nada más. El trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, permitirá mejorar aparatos como los escáneres de resonancia magnética. Al poder distanciar los detectores y el paciente, los dispositivos ya no producirán claustrofobia. También será posible emplear varios escáneres al mismo tiempo sin que interfieran entre sí, aliviando la carga y el tiempo del diagnóstico. Eso en el presente, porque en el futuro ya comienzan a barajarse propiedades que Einstein y Rosen mencionaron, pero que aún no se han visto. ¿Alguien ha dicho capa de invisibilidad? ¿Viajes a otra dimensión?

Juan Scaliter