El reciente descubrimiento de una anomalía en el espacio profundo despertó la lejana esperanza de que, por fín, hubieramos encontrado el primer indicio de vida extraterrestre inteligente. Como recordarán, todo comenzó cuando los astrónomos que estudiaban el sistema KIC 8462852, comprobaron que el oscurecimiento periódico de la estrella no seguía el patrón esperado. Eso podía deberse a que algún cuerpo estaba situado en medio.

El hallazgo motivó que el SETI (el Instituto para la búsqueda de vida extraterrestre), plantease que pudiera deberse a la existencia de una megaestructura espacial construída por alienígenas. Aunque también fueron cautelosos y matizaron que dicha hipótesis era bastante improbable pero que, en cualquier caso, merecería ser tenida en cuenta si las explicaciones más lógicas iban fallando.

Los astrónomos todavía no saben a ciencia cierta cuál es el orígen de dicha anomalía, pero ya manejan una teoría que consideran mucho más probable que la de los alienígenas. «Todos los indicios apuntan a que las anomalías son producidas por un enjambre de cometas que describen en una órbita muy grande y excéntrica alrededor de la estrella», dijo la NASA en un comunicado. «En la cabeza de ese grupo estaría un cometa muy grande, que habría bloqueado la luz de la estrella».

Como ya hemos dicho, esta explicación aún necesita ser confirmada, pero hace que los hipotéticos extraterrestres, a los que ya creíamos estar saludando con la mano, vuelvan a alejarse de nuestra realidad.

Redacción QUO