El nombre es algo rebuscado y hasta rimbombante: MOZART (siglas de MOlecular imaging and characteriZation of tissue noninvasively At cellular ResoluTion, es decir imagen molecular y caracterización de los tejidos de forma no invasiva con una resolución celular), pero al igual que el músico al que hace honor, lo que consigue es de asombro: permite ver el interior del cuerpo a nivel molecular, en 3D y en tiempo real.
Existe una técnica llamada tomografía de coherencia óptica (OCT por sus siglas en inglés), capaz de revelar lo que hay varios milímetros por debajo de la piel, pero no es lo suficientemente sensible para diferenciar células individuales o moléculas. Con MOZART, los médicos pueden ver incluso los más pequeños vasos sanguíneos, algo que ningún otro procedimiento había sido capaz de conseguir hasta ahora.
“Siempre hemos intentado mirar en el interior del cuerpo y ver la información a nivel de células individuales – explica Adam de la Zerda, profesor de biología estructural en Stanford y principal responsable de la investigación – Hasta ahora no ha habido manera hacer eso. Con MOZART creamos unas nanovaras que podrían simular a los órganos de tubo. Mientras los tejidos de nuestro cuerpo vibra a una frecuencia muy alta, las nanovaras lo hacen a baja frecuencia baja, pero en lugar de detectar sonido, detectamos las ondas de luz. Eso es lo que nos permite obtener las imágenes”.
El mayor nivel de detalle, junto con la posibilidad de ver en 3D y en tiempo real, permite a los profesionales detectar tumores que no eran visibles bajo la piel, para hacer un diagnóstico precoz y llevar a cabo un tratamiento más eficaz.
El estudio fue publicado en Stanford Reports.
Juan Scaliter