Poco más de 200 millones de años atrás, un cataclismo acabó con una gran parte de la vida en nuestro planeta. La teoría más aceptada es que la causa de ello fue la fractura del supercontinente Pangea, un evento que provocó erupciones volcánicas masivas y liberó enormes cantidades de dióxido de carbono creando estragos en el ecosistema.
Ahora, un nuevo estudio, realizado por un equipo de científicos de la Universidad de California del Sur, liderado por Frank Corsetti, no solo refuerza esta teoría, también arroja luz sobre cómo el cambio climático puede afectar a nuestro planeta.
El estudio, publicado en Nature Communications, ha estudiado el mercurio presente en muestras de roca del Jurásico y señala que los picos de este elemento coinciden con la extinción en masa y sus descensos con el retorno de la biodiversidad.
“El mercurio – afirma Corsetti – actúa como una huella dactilar de una erupción volcánica masiva. Si la cantidad de material generado por los volcanes 200 millones de años atrás, se produjera hoy, cubriría todo Estados Unidos con cerca de 400 metros de lava”.

Por si este cataclismo volcánico fuese poco, los niveles de dióxido de carbono aumentaron mucho y rápidamente.
“Según algunas estimaciones – concluye Corsetti –, se elevó casi tan rápidamente como los niveles actuales. Nuestra intención era estudiar cómo el planeta respondió a un aumento tan rápido del CO2. Y al respecto, lanzo una alerta de spoiler: la respuesta fue una extinción en masa. Pese a que hubo un evento anterior y más grave, la extinción masiva del Pérmico (250 millones de años atrás), los organismos dominantes afectados eran muy diferentes a los actuales. Esto hace que la extinción del Jurásico sea la más relevante para predecir lo que podría ocurrir con el aumento de los niveles de CO2”

Juan Scaliter