Un grupo internacional de científicos ha anunciado el comienzo de un proyecto sorprendente, curioso y de lo más emocionante: poner un rostro al versátil Da Vinci. Bautizado como Proyecto Leonardo, los investigadores se han propuesto conseguir secuenciar el ADN del polímata florentino. Sea como sea. Por el momento, Francia se ha negado en rotundo a que los científicos puedan acceder a los restos, pero a ellos les queda aún otra salida: encontrar ese rastro único del artista en una de sus obras. Un pelo, una huella, algo de saliva e incluso unas gotas de sudor podrían ser el punto de partida perfecto para recrear al genio y su figura desde la sepultura.

Al igual que pasó en su momento con Cervantes, esta técnica podría generar ciertas dudas. Realmente, ¿cómo saber si los restos de ADN encontrados no corresponden a otra persona? Para responder a este y otros interrogantes en QUO hemos hablado con José Antonio Lorente, profesor y director de GENYO (Centre for Genomics and Oncological Research) en la Universidad de Granada y uno de los miembros españoles del grupo que forman el Proyecto Leonardo.

Pregunta.- ¿Cuáles serían los primeros pasos para poder secuenciar el genoma de Da Vinci?

Respuesta.- Hay una secuenciación directa que es la más importante porque es la que más información daría, y una indirecta, a través de sus descendientes. La indirecta es conociendo el ADN mitocondrial y el cromosoma «Y» de los descendientes directos que ya han sido identificados.

La directa e ideal es la de poder tener acceso a sus restos y una vez identificados por comparación con descendientes, proceder a su estudio más amplio, incluyendo características de algunos genes cuya función conocemos.

P.- ¿Cómo es posible reconstruir sus características físicas a través de su ADN? ¿Y obtener detalles tan precisos como su agudeza visual?

R.- Hoy en día se conocen (y se utilizan en medicina y en identificación humana) genes relacionados con el color de los ojos, del cabello, de la piel o de características de muchos órganos, como la visión (agudeza, distinción de tonos de colores, etc.) Por lo tanto es cuestión de aplicarlo, y lo difícil o muy difícil en este caso es el poder aplicar estas tecnologías cuando se cuenta con ADN procedente de huesos, o sea, degradado y con posible contaminación, pero este es el reto.

P.- ¿Qué técnicas novedosas se utilizan hoy para la obtención de esta información?

R.- Hay todo un arsenal de nuevas tecnologías tanto para lo que es la identificación pura (inserciones Alu, SNPs), como para el estudio del fenotipo y otras características genómicas, a través de genotipados y de tecnologías en general de las llamadas de NGS (secuenciación de nueva generación).

P.- En el caso que Francia no permita desenterrar el cuerpo para estas pruebas ¿Qué opciones hay?

R.- Está lo que yo mencionaba como “opción indirecta”, o sea, tratar de saber algo a través del ADN de los descendientes, de los más cercanos a los que viven actualmente, pero esa sería una información muy limitada.

Del mismo modo, si se pudiese obtener ADN de algún cabello o pelo de un cuadro, o de células epiteliales (de la piel) pegadas a zonas de huellas dactilares, el mismo sería muy limitado, o sea, poca cantidad y mala calidad, y ello limita los análisis, pero en todo caso, hasta que no se hagan todos los estudios y se vea todo lo que se tiene, nada se puede decir.

P.- Han asegurado que incluso esta información podría obtenerse de sus cuadros ¿cómo se pueden obtener huellas y sacar ADN de un cuadro de Da Vinci?

R.- Aunque yo no soy un experto en la materia, en general, en cualquier cuadro hay huellas dactilares de las personas que los han tocado, y entre ellos está el autor de los mismos, pero a lo largo de –en este caso 500 años- es obvio que esos cuadros los han tocado muchas personas más.

El enfoque que se hace en estos casos es el de estudiar las huellas presentes en diferentes obras artísticas de un mismo autor, y ver todas las que coinciden y la ubicación que tienen.

Evidentemente, huellas que coincidan y que estén en las capas profundas de un cuadro, en zonas que no hayan sido restauradas, indican a los expertos que son de una misma persona. Si además esas huellas de una misma persona están en diferentes obras que son de ese autor, obras pintadas en años diferentes y conservadas en lugares diferentes, el pensar que “esas son las huellas del autor” no es descabellado, seo sí, siempre que se haga con rigor y científicamente.

P.- En el caso de que encuentren ADN en un cuadro ¿cómo confirmar a ciencia cierta que es de Da Vinci?

R.- Eso se haría por comparación con el ADN de tipo mitocondrial y del cromosoma Y de los descendientes. Por ello se empezará estudiando el ADN de diversos familiares, que al ser descendientes debe coincidir mayoritariamente (salvo excepciones por mutaciones y por otros problemas de tipo biológico, como paternidades o maternidades falsamente atribuidas).

Una vez se tengan esos datos, se establecerían las comparaciones oportunas.

P.- ¿De qué nos sirve tener una imagen más precisa del genio?

R.- Eso es algo que debe valorar cada persona, y va a depender del nivel de interés en el personaje. Para los estudiosos del tema seguro que es muy importante saber algo más, para otra mucha gente será simplemente una curiosidad.

P.- ¿Qué más nos puede contar sobre el Proyecto Leonardo?.

R.- El conjunto del proyecto es un gran reto, muy difícil de conseguir en todos sus aspectos, pero que permitirá desarrollar nuevos instrumentos y metodologías científicas a lo largo de los próximos 3 años. En todo caso, los resultados que ya hay en la faceta histórica y genealógicas y los nuevos que se generen arrojarán, sin duda alguna nueva luz sobre una de las personas más conocidas y geniales de la historia de la humanidad.

Lo más importante de este proyecto consiste en lo que se va a desarrollar, o sea, en que es una investigación multidisciplinar que en vez de surgir sobre una idea abstracta surge de un reto específico. Por ejemplo, se podría haber planteado un proyecto de investigación titulado “Desarrollo de técnicas de estudio de ADN genómico en muestras antiguas por medio de técnicas de NGS”, o se puede hacer lo que se está haciendo, que es que teniendo en cuenta las características de los problemas para identificar los restos de Leonardo, desarrollar todo un proyecto de investigación multidisciplinar que trate de solventarlos.

La Universidad de Granada participa en el área de la genética, desarrollando y perfeccionando y luego técnicas de análisis -la mayoría serán a través de secuenciación de nueva generación ó NGS- de esas muestras, tanto para la identificación como para tratar de ver características genéticas relacionadas con LdV (en colaboración con la Universidad de Florencia, Prof. David Caramelli, y el J. Craig Venter Institute de La Jolla / California, Dras, Karen Nelosn y Rhonda Roby) técnicas de aislamiento y extracción de ADN de este tipo de muestras (llamadas genéricamente de ADN antiguo).

Finalmente, una parte muy atractiva del proyecto es el equipo que hay en el mismo: historiadores, súper-expertos en Leonardo, arqueólogos, antropólogos, médicos, biólogos, microbiólogos, genetistas, arquitectos, … de máximo nivel y trabajando coordinados es todo un reto en sí mismo, y aquí la Coordinación del Prof. Jesse Ausubel, de la Univ. Rockefeller de Nueva York y Vicepresidente de la Fundación Richard Lounsbery es la clave.

Redacción QUO