Un equipo de científicos, liderados por el genetista Enrico Cappellini,de la Universidad de Copenhague y el bioquímico Mathew Collins, de la Universidad de York, ha roto lo que se pensaba era una barrera infranqueable en la búsqueda de proteínas antiguas de dientes y huesos fosilizados. El estudio de estas moléculas son fundamentales para el estudio de animales y antepasados de los humanos que vivieron más de 1 millón de años atrás.
Hasta ahora, las proteínas más antigua secuenciadas provenían de un caballo hallado en la región canadiense de Yukón y databan de 700.000 años atrás, pese a las afirmaciones de que se había conseguido la extracción de células de huesos de dinosaurios.

En dos conferencias realizadas en el Séptimo Simposio Internacional de Arqueología Biomolecular, Cappellini y Collins, informaron que habían extraído proteínas de las cascaras de huevos de avestruz, datadas 3,8 millones de años atrás y halladas en Laetoli, Tanzania (lugar donde se han hallado algunas de las huellas humanas más antiguas).
En las presentaciones también indicaron que habían logrado un hito similar analizando huesos y piezas dentales de animales extintos provenientes de la región de Dmanisi, Georgia. Aunque en este caso las muestras “apenas” tenían 1,7 millones de años.

Estos últimos restos procedían de caballos, rinocerontes y ciervos y estaban enterrados en el sitio en el que se halló al primer homínido fuera de África.
Cappellini y Collins, aseguran que lograron extraer y decodificar 5000 aminoácidos de una media docena de proteínas, que se utilizarán para determinar el sexo, los rasgos y otras características de los animales.
El logro demuestra que es posible recuperar información de millones de años atrás. Los expertos apuntan ahora a conseguir algo similar con algún antepasado humano.

Juan Scaliter