La mayoría de los antibióticos que se usan actualmente se basan en moléculas naturales producidas por bacterias. Solo hay un problema, cada vez se descubren menos antibióticos y la resistencia a ellos aumenta de modo alarmante. Tanto como para que Naciones Unidas, lo catalogue como una “amenaza global” y la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirme que “si las tendencias actuales continúan, una enfermedad tan común como la gonorrea, no tendrá cura en el futuro”. Así, la necesidad de producir nuevos antibióticos resulta vital, pero lograr que las bacterias lo hagan es el gran obstáculo.Primero porque, según explican en un comunicado los expertos de la Universidad Rockefeller,“gran parte de las bacterias no crecen en el laboratorio. E incluso cuando lo hacen, la mayoría de los genes que promueven la producción de moléculas con propiedades antibióticas nunca se activan”.
Para resolver esto, un equipo liderado por Sean Brady, ha recurrido a simulaciones y programas informáticos para identificar qué genes de un microbio son los responsables de producir compuestos antibióticos. Con la información obtenida lograron sintetizar diversos compuestos, dos de ellos con prometedoras propiedades antibióticas. Y todo ello sin tener que cultivar ni una sola bacteria.
Inicialmente el software identificó 57 grupos de genes potencialmente útiles, los investigadores redujeron este número a 30 candidatos potenciales y al testaros contra patógenos humanos, los investigadores identificaron con éxito dos antibióticos estrechamente relacionados. Bautizados humimicina A y humimicina B, fueron probados en ratones infectados con una cepa resistente de Staphylococcus aureus con notable éxito. Mientras un grupo de roedores recibió un tratamiento convencional y no mostró mejoría, aquellos que recibieron una dosis combinada de humicina A y otros antibióticos, lo que abre una puerta a tratamientos en humanos infectados con cepas resistentes de Staphylococcus aureus. El estudio ha sido publicado en la revista Nature.
Juan Scaliter