Los padres lo sabemos: pocas cosas hay más desesperantes que no poder consolar a un niño de tres meses que solo llora y uno ya ha agotado la posibilidad de hambre, frío, sed, sueño y solo le queda la opción del temido cólico. Es en ese momento cuando uno, como progenitor, recurre a cualquier artimaña: mecerlo boca abajo con un paño en la tripa a 33,5º, llevarlo de paseo en orientación oeste-este por la acera impar, ponerle películas de Van Damme (solo las de los años 87 a 95) o…recurrir a la acupuntura. Esta última opción sería muy eficaz según un reciente estudio realizado por expertos de la Universidad de Lund, Suecia.

Los autores, liderados por Kajsa Landgren, dividieron a 147 bebés de entre 2 y 8 semanas, en tres grupos. Todos ellos tenían cólicos confirmados en los exámenes de rutina obligatorios en cuatro centros de salud infantil suecos. El cólico infantil, según el estudio, es el que provoca llantos de más de tres horas al día durante 3 o más días a la semana.
Cada niño fue asignado al azar a uno de los tres grupos que siguieron el tratamiento durante 14 días. El grupo A recibió acupuntura mínima estándar en un punto (L14) durante 2-5 segundos sin estimulación. Al grupo B se les dio acupuntura en un máximo de cinco puntos durante un máximo de 30 segundos con una estimulación leve, Y el últimogrupo actuó de control. La técnica fue aplicada por10 médicos, 9 de ellos con un promedio de 20 años de experiencia en acupuntura. Por su parte, los padres mantuvieron un diario detallado de la frecuencia y el tiempo de llanto de los pequeños.

Al finalizar las dos semanas, solo 3 niños no habían completado el ensayo. Los resultados, publicados en Acupuncture in Medicine, mostraron que todos los niños lloraban menos, algo que no es ilógico ya que los cólicos tienden a desaparecer. Pero la magnitud en la que se redujo el llanto fue mayor en aquellos que recibieron cualquiera de los dos tipos de acupuntura. Después de la segunda semana 16 niños del grupo A, en el grupo B eran 21 y en el C 31.
La tolerancia a la terapia fue relativa. En los 388 tratamientos realizados, los bebés no lloraron en 200, en 157 ocasiones lloraron menos de un minuto y 31 veces el llanto se extendió más tiempo. Es de resaltar también que los niños se sometieron a una dieta de exclusión de leche vacuna desde los cinco días previos al inicio del ensayo.
Los autores concluyen que “en aquellos niños que siguen llorando por más de 3 horas al día, la acupuntura puede ser una opción de tratamiento eficaz».

También es necesario destacar que el estudio ha sido posible gracias al aporte económico de la familia Uddenäs y por Ekhagastiftelsen (Fundación Ekhaga) una organización que financia proyectos de agricultura ecológica y medicina biológica, según señalan en su página web.

Y por si resulta de vuestro interés, la medicina biológica es el conjunto de terapias y enfoques clínicos, que busca que sea el propio organismo el que logre resolver sus problemas y trastornos, según explica el Dr. Jorge Barros en su página web.

Juan Scaliter